Capítulo V: El corazón quiere lo que quiere.

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Al día siguiente.

El sol se comenzaba a despedirse con un intenso resplandor en la bulliciosa Lima, donde las calles retumbaban con la vida de la ciudad. El calor del verano estaba llegando y llenaba la habitación de July, pero no podía sentir la calidez aunque Teresa no estaba porque había salido a pasear con Gaspar y el pequeño Richard. Una sombra de tristeza se cubría sobre ella, y su mente estaba llena de dudas. La conversación con Benjamín seguía resonando en su cabeza, y sus ojos vidriosos reflejaban una tormenta de emociones.

July no sabía si había tomado la decisión correcta al poner fin a su relación con Benjamín, quizás fue una decisión muy pronta, pero también se dio a conocer la personalidad de quien considera un buen chico. Por un lado, había sentido un alivio inmenso al liberarse de un vínculo que ya no la haría feliz, pero por otro, la incertidumbre sobre su futuro la consumía. July sabía estar en pareja no es sentir la felicidad plena, pero siempre soñó alguna vez vivir una historia de amor como los cuentos de hada. Sin embargo, la figura de Cristobal, su vecino y amigo, seguía apareciendo en sus pensamientos, y la idea de que él siempre estuvo allí para ella cobraba una nueva dimensión.

Su corazón aun latía por él, aunque tuvo que reprimir eso sentimientos al saber que no era correspondida y dar un paso al costado alejándose de él, por eso se dio la oportunidad con Benjamín, porque sentía que se estaba ilusionando de nuevo pero nunca fue suficiente. ¿Tan difícil es querer a una persona? Con Cristobal, no le costó saber que lo quería, que lo amaba y que estaba enamorada de él desde el momento de la piscina que le salvó la vida. Todo este problema, le estaba causando una lluvia de emociones. Quizás Benjamín tenia razón: Siempre fue Cristobal. Pero su mente se negaba pensar que el sintiese lo mismo que ella.


Mientras tanto, en la casa del frente, Cristobal reflexionaba sobre sus sentimientos. Cada rincón de su habitación parecía cargado de ansiedad y anticipación. Había esperado durante mucho tiempo el momento adecuado para confesar su amor a July, pero las circunstancias habían cambiado. La conversación que había escuchado entre July y Benjamín sobre la posibilidad de mudarse al extranjero lo llenaba de angustia.

"Quizás estuve esperando demasiado", se decía a sí mismo. "¿Qué pasa si ya es demasiado tarde? ¿Y si ella decide irse sin saber cómo me siento? ¿He perdido mi oportunidad? ¡Eso te pasa por lento, Cristobal!".

Mientras sus pensamientos lo atormentaban en su cabeza, Cristobal tomó una decisión. Se acercó a su escritorio y tomó un lápiz y un papel en blanco. Comenzó a escribir una carta, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que había estado sintiendo todo este tiempo. Sus manos temblaban ligeramente mientras trataba de transmitir sus emociones a través de las palabras.

Si su declaración de amor iba darse, tenía que ser con las palabras correctas.


Ambos jóvenes se encontraban en plena crisis existencial, tenían claros sus sentimientos pero les costaba confesarse el uno al otro. Sus latidos del corazón latían al mismo tiempo como signo de su conexión. Solo tenían que decirse la verdad. Así que ambos, se levantaron de donde estaban y fueron directo a la puerta a buscarse al mismo tiempo.

Cristobal tomó la hoja de papel para poder guiarse y saber que decir. July suspiró profundo intentando recordar cada palabra, las cuales iba usar para expresarse. Era el momento de la verdad, ya no había marcha atrás ambos habían abierto sus puertas y sus miradas se encontraron, se fueron acercando hasta tener una corta y necesaria distancia.

— Tengo que algo decirte. — Tanto como la enfermera y el fotógrafo hablaron en unísono. — ¡No! ¡Tu primero! ¡No! ¡Tu!

— ¡July! Empezaré yo, porque creo que tengo una idea de lo que vas a decir así que necesito que me escuches. — Cristobal tomó la iniciativa.

Ahora, es mi turno. [crisly]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora