04|| Un corazón que delata y decide

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Los chicos me llevan a un pueblo lejos de la ciudad, donde todavía no hay habitantes, porque está en construcción. Todo es nuevo, las calles, las luces, los senderos de piedras y tierra rojiza.

Rhys frena el auto frente a un túnel iluminado, que se ve largo y estrecho, aunque es enorme. Me causa algo de fobia los lugares así.

Todos se bajan del auto y yo los sigo. Miro a los lados de la carretera y veo unos árboles inmensos que imponen con su altura. Me pica la curiosidad por saber qué habrá en ese bosque, pero la noche no me deja ver más allá de lo que alcanza la luz.

_¿Qué tengo que hacer? _ pregunto, confundida, mirando a los chicos.

Rhys me sonríe de lado y me tira un casco negro que atrapo al vuelo.

_Una carrera._ dice, divertido_. El que llegue primero al centro, donde está la fuente de agua, pasando por la ciudad, gana. Si lo logras, serás parte del grupo y mi nueva amiga.

_¿Eh...?

_¡Maldita sea Rhys! ¡¿Es enserió?!_ se queja Weiss.

_¡Ah! Y ten cuidado, fuera de las paredes del centro los oscuros pueden atacarte _ dice Rhys, ignorando las quejas de Weiss.

_Espera, ¿qué?_ trato de procesar lo que me dice_ ¿Y las personas que viven en la ciudad? ¿No los atacan?_ pregunto con terror.

_Para proteger sus hogares compran "la lágrima de estrella", un líquido tan potente que con una sola gota les dura mil años.

_¿De qué está hecho...

El rugido de un motor potente me hace sobresaltar. Eros llega en un auto negro con ruedas que brillan con un rojo peligroso. Tiene franjas del mismo color alrededor de las llantas, que pasan por debajo de las puertas y llegan hasta el maletero.

Más autos aparecen. Rhys se sube a su auto amarillo con franjas negras en el capó. Jamie se sube a uno plateado que deslumbra con las luces que rebotan en él. Weiss se sube a un auto verde neón y Eva se sube a uno blanco con franjas violetas neón. ¡Wow! Me encanta ese auto.

Me quedo parada frente a todos sin saber qué hacer. La intensidad de las luces de sus vehículos me hace cerrar los ojos por un momento. Me doy cuenta de que al lado de Eros hay una moto de color negro metálico, que se ve pequeña al lado de los monstruosos autos.

¿Es una broma por mi estatura?

Siento un cosquilleo en el pecho. Bajo la mirada y veo que la tela de mi ropa se desvanece por una tecnología que desconozco. Mi cuerpo se envuelve en un traje negro que se ajusta a mi figura y mis zapatos se cambian por unos tacones de aguja negros. Apuesto a que Eros tiene algo que ver con esto.

¿Cómo se supone que me suba a esa moto con estos tacones?

¡Esto es trampa!

Me acerco a la moto y, aunque sus vidrios están polarizados, puedo sentir las miradas de los chicos. Con falsa agilidad me monto en la moto. Mis pies tocan el suelo gracias a los tacones.

Ah, ya entiendo por qué eligió estos tacones, maldito.

Con un par de toques en el control, la moto ruge y vibra con fuerza al encenderse. Veo cómo líneas de color azul neón aparecen en los costados de las llantas y en el motor. Poco a poco siento cómo una sensación que desconozco se apodera de mí. Una sensación peligrosa. Me pongo el casco y siento que estoy en un videojuego al ver las luces azules del interior. Tiene un informe completo del rendimiento de la moto: velocidad, hora, frenos.

Y... ¿Cuándo se supone que debo arrancar?

Como si leyeran mis pensamientos, los otros aceleran a fondo y me dejan confundida. Weiss, que es el último en reaccionar, está un poco más atrás que ellos.

Dione ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora