|"べっぴん~."| Satoru Gōjo y Suguru Geto x Lectora|

Chapter Three.

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La cena había terminado, y Gōjo se ofreció a llevarme.

Acepté, pero no porque me cayera bien, sino más bien porque mi amiga del alma se fue a no sé dónde con ya saben quién...

Pero no creo que haya sido de mala manera... Creo que es más bien por mi cumpleaños para pensar en un regalo puesto que es dentro de poco.

No quiero pensar mal de mi amiga ya que que nos conocemos de toda la vida, así que dudar de ella seria una traición. Aunque no sé si ella sepa que el tiempo que está empezando a pasar con Geto hace que me sienta un poco traicionada de igual manera...

—Sube.

Ordenó Gōjo subiéndose a un auto lujoso.

—¿Qué?

¿Desde cuando Gojo tiene tanto dinero?

Ah, sí. Error mio, olvidé de qué familia provenía.

Sin rechistar subí. No lo iba a negar, me encantaban estos autos, no porque fuera fanática de la mecánica, sino más bien porque este tipo de autos son muy elegantes y lindos para mi gusto, cosa que me fascinaba.

El trayecto fue silencioso, con el único sonido siendo la radio que daba ambiente al frío silencio.

No me atrevía a hablar y creo que él tampoco tenía muchas ganas de hacerlo puesto que le caigo mal...

—No me caes mal.

Habló repentinamente.

—¿Qué?

¿Él lee mentes o acaso?

—No me caes mal, solo que sabiendo con quién te juntas se me hace difícil querer hablarte.

Suspiró para poder seguirle prestando atención al camino.

—¿Qué tienes contra Judith?—Reclamé.

Sabía que se refería a ella puesto que era la única con la que me juntaba.

Esto ya era el colmo. Siempre Judith, siempre Judith.

—¿Quieres saber qué tengo contra esa zorra?

Respondió con rabia algo cansado y arto de que siempre la defendiera.

-¡Ey!, ¡no la llames así!

Volví a reclamar, harta de todo el odio injustificado que se traía con Judith.

—...

No respondió. Simplemente hizo una mueca de frustración y cesó la molesta crítica que hacía.

No faltó mucho para llegar a casa, el trayecto de ida había sido más o menos largo, sumándole el hecho de que ambos nos habíamos quedado callados luego de esa pequeña discusión.

Me despedí de Satoru por cortesía y entré a mi departamento.

Hice mi rutina básica; me bañé, vestí, peiné y sequé el pelo para poder dormir más cómodamente.

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La alarma sonó.

Me levanté y me preparé para la escuela. Desayuné y lave mis dientes para así emprender rumbo hacia lo que sea que me esperaba el día de hoy, aunque no tuviera mucha ganas de asistir.

Caminé por las transitadas calles de Japón viendo el atardecer, ¿me gustaba? A veces, no era muy fan de caminar.

Llegando al instituto dejé mis cosas en el salón y fuí camino hacia el de Geto ya que necesitaba que me respondiera un par de dudas de la noche anterior.

Su clase quedaba un poco lejos pero nada que yo no pueda soportar.

En el camino también me compré un snack y una bebida porque aunque acabé de desayunar el hambre viene igual. No es siempre, pasa cuando quiere. Que se le va a hacer.

En el trayecto me topé a varios conocidos, como Nanami, Shoko y Haibara (que es un amor); Si fuera por mí me lo comería, pero eso ya seria canibalismo y lastimosamente está prohibido en este país.

Estuve unos minutos hablando con cada uno, pero cuando me di cuenta que estaba llegando tarde decidí seguir mi camino.

Caminé hasta llegar a la famosa clase, pero había algo raro, estaba abierta, ¿por qué lo estaría si a esta hora se acostumbra a dejarla cerrada?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos sonidos extraños.

También sentí una presencia detrás mía. Me volteé y cuándo iba a preguntar quién era me taparon la boca y me acorralaron contra la pared. Era Gojo, pero se veía algo... ¿Serio? Corrección: muy Serio.
Y también inquieto y algo arrepentido, ¿Por qué lo que hay tras una puerta le resulta tan inquietante?

—¿Qué te parece si vienes otro viernes?

Preguntó preocupado.

Ignorando su petición, me solté del agarre del más alto yendo a abrir un poco la puerta.

Por la pequeña apertura a la que logré acceder, pude ver lo que pasaba allí dentro, pensé que sería una broma de mal gusto, un chiste de mal presagio o algo similar, porque sinceramente en mi cabeza no podía caber lo que estaba presenciando.

—...

Lágrimas salieron de mis ojos y en mi garganta se formó un nudo que no me dejaba hablar. Me sentía ahogada.
Salí de ahí como pude, corrí por los pasillos hasta el baño y cuando vi que no había nadie, me empecé a desahogar. Grité, insulte y más que nada lloré.

¿Cómo era posible?, ¿cómo no me di cuenta antes?

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Continuará...💗