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El francotirador giró su cuerpo un poco, hace tiempo que había anochecido pero no podía dormir, buscase que buscase la posición correcta para hacerlo.

No sabe que sucede, pero hace ya un tiempo que esos problemas de sueño le han sucedido y no encuentra la cura de aquel insomnio tan molesto. Con fatiga se levantó de su cama y comenzó a caminar, talvez el aire fresco le ayudaría a descansar la mente.

Respiró profundamente, el sonido de las olas y el suave soplar del viento nocturno era tan apacible que una leve sonrisa le fue dibujada en sus labios, la brillante luna era suficiente para ver aquellas criaturillas marinas inofensivas nadar y saltar de un lado para otro, y las estrellas que decoraban aquel manto oscuro que lo rodea es tan sorprendente.

Se recostó en el suelo frío del Sunny, mirando fijamente aquellos astros iluminar el cielo con un punto de brillo, dejándose guiar por la calma del ambiente finalmente logró conciliar aquel sueño que deseaba.

Despertó con pesadez, sentía algo diferente, no estaba en el duro suelo del barco, en lugar de eso había algo acolchonado debajo de su cuerpo. Abrió sus ojos con fatiga logrando divisar su habitación, vio a todos lados con lentitud, efectivamente estaba en su camarote.

Pero su pregunta es ¿Cómo llegó ahí? No recuerda levantarse y caminar hasta su habitación, la posibilidad de que sea sonámbulo siquiera le cruzó por la cabeza así que lo más posible es que alguien lo haya llevado hasta su comoda cama.

Se levantó tras soltar un bostezo, se vistió con flojera, tal vez en la tarde se metería a dar una ducha para refrescar su cuerpo, el clima parecía veraniego en este rumbo que estaban tomando. Pero eso no quitaba el hecho de lo fácil que puede cambiar en estas bipolares mareas.

Caminó hasta la cocina para desayunar en compañía de sus camaradas, saludando a todos en aquella habitación se sentó en su respectivo lugar soltando un que otro bostezo fatigado, aunque la falta de una presencia le llamó la atención.

- Oigan y ¿Que hay de Zoro?.- preguntó a sus compañeros quienes soltaron una simple "seguro y sigue durmiendo" restándole importancia al hombre.

- Hmm, iré por el.- avisó antes de salir de la cocina dirigiéndose hasta el camarote del espadachin, tocó la puerta y tras no resivir respuesta abrió está con lentitud. El peliverde no parecía estar ahí o haber dormido siquiera ahí.

Después se encaminó hacia el nido de cuervos, subió aún con algo de pereza y al subir logró divisar al hombre cabecear adormilado sentado en aquellos cojines de la cúpula. Se acercó sin intención de despertar al hombre y se sentó de rodillas a su lado, acariciando suavemente la melena tan característica de su compañero

Un sobresaltó cubrió su cuerpo cuando el espadachin soltó un quejido removiendose un poco de su posición, cayó su cuerpo hacía atrás siendo sostenido por la pared detrás suyo, el moreno sonrió divertido y decidió mejor despertar al hombre.

- Zoro, oi Zoro.- le susurró al oído aunque el mayor no parecía ni inmutarse por su llamado - ¡Zoro!.- le gritó finalmente haciendo despertar al hombre.

- Desperté, no hay porque gritar.- soltó un bostezo el espadachin cubriendo la boca del moreno con su mano - ¿Ya es de día?.- preguntó mirando por las grandes ventanas de la cúpula.

- Ya es hora de desayunar Zoro, vine a llamarte por eso.- le dijo tras apartar la mano del peliverde de sus labios - Casí no duermes en tu habitación, está bastante ordenada pero polvosa.- se quejó el chico levantándose junto con el espadachin que seguía bostezando por sus horas sueño que aún le faltaban completar.

- Alguien tiene que hacer vigilancia.- dijo sin muchos rodeos comenzando a bajar del nido de cuervos, con el francotirador detrás suyo, siguiéndolo.

Caminaron en silencio hasta la cocina donde un delicioso desayuno los esperaba, Usopp decidió prestar completa atención a su compañero. Hace tiempo que le daba curiosidad por qué su comida siempre sonaba crujiente a diferencia de la suya que a vista parecía ser la misma, está vez decidió sentarse junto al espadachin quien no se quejó y comenzó a comer mientras bebía de una botella de Sake que había tomado de la bodega. Aún con las réplicas y quejas del cocinero y de la navegante a bordo, que lo golpeó pero de igual manera no pudo evitar que el hombre tomara una botella del licor que tanto le gustaba.

。⁠.゚¿ Mala Suerte ? ゚. 。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora