Los mejores "amantes"

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Había una vez un chico llamado Lucas, quien tenía una amiga muy especial llamada Carolina. Desde que eran niños, compartían risas, secretos y aventuras juntos. A medida que crecían, Lucas comenzó a sentir algo más que amistad por Carolina. Sus ojos brillantes, su sonrisa cálida y su inteligencia deslumbrante lo cautivaron por completo.

Aunque Lucas siempre había sido un chico tímido, decidió que era hora de confesar sus sentimientos a Carolina. Reunió coraje y, en una tarde soleada en el parque, le confesó su amor. Para su sorpresa, Carolina pareció emocionada y asintió con una sonrisa. Lucas estaba en el cielo, creyendo que finalmente había encontrado el amor de su vida.

Lucas enamorado en su cuarto, observo la luna mientras a su mente el pensamiento llegó.

En el abrigo cálido de su amor me refugio,
en cada foto, nuestra historia construyo.
Dejó su Polaroid en casa, olvidada,
pero en mi corazón, su imagen está grabada.

Un mensaje a mis amigos les envié,
confesando que de esta chica me enamoré.
Sus ojos brillan como perlas de avellana,
una mirada que enciende mi alma, me emana.

Le dije que ella era mi mundo, mi razón de existir,
y con una sonrisa dulce, ella dijo "sí", sin resistir.
En cada latido, siento su presencia en mi pecho,
un amor puro y eterno, sin defecto.

En el abrigo de su amor, el frío se desvaneció,
juntos, enfrentamos cualquier viento que sopló.
En cada foto capturada, dejamos huella imborrable,
un amor que crece, inquebrantable.

Ella es mi musa, mi inspiración más bella,
en sus ojos encuentro la paz y la huella.
Juntos, recorremos este camino de ilusión,
nuestro amor, un eterno canción.

En cada mensaje a mis amigos, en cada palabra escrita,
comparto el amor que por ella mi alma palpita.
Ella es mi mundo, mi refugio, mi tesoro,
nuestro amor florece, sin miedo, sin decoro.

Los días siguientes fueron mágicos para Lucas. Pasearon de la mano, compartieron miradas llenas de complicidad y se apoyaron mutuamente en todo momento. Parecía que el amor florecía entre ellos. Sin embargo, lo que Lucas no sabía era que Carolina solo lo veía como su mejor amigo y que su sonrisa entusiasta era simplemente un reflejo de su aprecio por él.

A medida que pasaba el tiempo, Carolina comenzó a notar que Lucas se estaba volviendo cada vez más dependiente emocionalmente de ella. Se dio cuenta de que sus acciones podían haber llevado a una confusión dolorosa y decidió que era hora de aclarar las cosas. Una tarde, buscó a Lucas en su lugar favorito, un pequeño café acogedor donde solían pasar horas charlando y riendo.

Con un nudo en la garganta, Carolina le explicó a Lucas que, aunque valoraba profundamente su amistad, no sentía lo mismo que él. Intentó ser comprensiva y explicarle que sus acciones podrían haber sido malinterpretadas, pero que no podía corresponder a sus sentimientos románticos. Lucas se sintió destrozado, como si su mundo se desmoronara en pedazos.

Lucas mientras lloraba en su cuarto, con un cuchillo corto sus arterias y escribió

En el silencio de mis pensamientos,
con palabras guardadas en el viento,
me pregunto si algún día, en tus brazos,
encontraré el amor y sus abrazos.

Anoche te vi, radiante y hermosa,
pero tu alma parecía estar lejana y ansiosa.
Ríes y sonríes, pero nunca lloras,
¿por qué ocultas tus sentimientos, ahora?

Soñé que podríamos ir más allá,
ser algo más que amigos, sin temor a naufragar.
Pero comprendo tu situación, mi dulce amiga,
aunque siento que debes saber mi vida.

En cada momento compartido, crecieron emociones,
un lazo fuerte que nos une sin condiciones.
La confianza y el cariño que nos hemos entregado,
me ha llevado a creer que juntos, podríamos haber brillado.

A partir de ese momento, la amistad entre Lucas y Carolina se volvió tensa. Lucas se retiró emocionalmente y se encerró en sí mismo. Pasó noches en vela, preguntándose qué había hecho mal y cómo podría superar su corazón roto. Carolina, por su parte, se sentía culpable y triste por haber lastimado a su amigo.

Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Lucas intentó seguir adelante, pero su corazón aún anhelaba a Carolina. Aunque intentó conocer a otras personas, sus sentimientos por ella seguían siendo profundos y dolorosos. Carolina, por otro lado, se esforzó por reconstruir la amistad que habían tenido antes, pero sabía que las cosas nunca volverían a ser iguales.

Pasaron los años, y Lucas y Carolina siguieron caminos separados. Aunque la tristeza se desvaneció lentamente, Lucas nunca olvidó completamente a Carolina. Guardó sus recuerdos en un rincón especial de su corazón, recordando los momentos felices que compartieron y el amor que una vez creyó haber encontrado.


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