Capitulo 02

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Esperando a que llegaran las nueve de la noche, Hyunjin se mantenía sentado en una de las bancas del parque. Tal y como decía la carta, estaba vestido por completo de negro, con unos jeans ajustados y una cazadora.

Movía sus pies con impaciencia, mirando hacia todos lados, con los sentidos alertas a cualquier movimiento o ruido.

Sabia que a esas horas no andaban muchas personas, pero maldición, ¿Por que estaba tan aterradoramente solitario?
Ni una condenada alma en todo el parque, ni siquiera un gato o algún bicho qué hiciera ruido. Y los faros a duras penas alumbraban su propio metro cuadrado.

Volvió a mirar con el reloj con nerviosismo, preguntándose una y otra vez por qué diablos había hecho lo que una estúpida carta fuera de su departamento le ordenaba. Y la respuesta era siempre la misma: Dinero

Decidió que esperaría solo hasta las nueve con cinco minutos, si para entonces no sucedía nada, entonces se largaria de allí de una vez.

20:56

Llenó sus pulmones de aire que estaba perdiendo por mera ansiedad, su pierna derecha saltaba con insistencia, denotando a kilómetros su preocupación.

21:00

Miro su teléfono por última vez, y al ver las nueve en punto se puso de pie, caminaría lentamente por el parque en busca de algo anormal. Por que no se especificaba qué era lo que sucedería, solo que se presentará vestido de negro por completo.

-Esto es estúpido. - Gruñó dispuesto a irse de ahí, solo estaba exponiéndose.

-¿Hwang Hyunjin?-

El nombrado se sobresaltó, volteó inmediatamente hacia la ronca voz que lo había llamado. Su sangre se heló al entender que fue un error firmar esa invitación. Pero de algún modo, sabia que ya no valía arrepentirse.

El sujeto frente a él tenía una capucha negra, y ocultaba su rostro con la máscara de un conejo. Vista en un niño, le hubiera causado risa y hasta ternura, pero en estos momentos solo podía aterrarse y hacer sus manos temblar.

-S-Si. - Respondió en un susurro.

-Acompañeme, por favor.

Sin más el hombre se dió media vuelta, Hyunjin se tuvo que apresurar para alcanzarlo, no quería perderse en la oscuridad.

Divisó una van negra estacionada en la calle, y se preguntó en qué momento había llegado ahí y como no la había escuchado.

Sentía las palmas de sus manos sudar, y a cada paso que daba se arrepentía cada vez más de haber tomado esa decisión. Pensó en correr, de todos modos el tipo le estaba dando la espalda, ¿Que tan lejos podría llegar?

Cincuenta millones de dólares. Hyunjin.

Resopló, consciente que podría estar arriesgando su vida por un primero monetario irrealmente alto, del qué, por cierto, no tenía ninguna evidencia de que exista en realidad.

El sujeto con máscara de conejo se detuvo frente a la furgoneta, abrió la puerta trasera, y la indicó con la mano que ingresará.

Lo pensó, por supuesto que lo pensó, una vez adentro ya no habría vuelta atrás. Pero, desde los dieciocho años, qué cada decisión que tomaba, algunas más sensatas qué otras, era regida por la necesidad, por la desesperación de sobrevivir y la esperanza de algún día salir adelante sin ayuda
Y aquí estaba, otra vez.

-Por favor. - El hombre pareció ver la duda a través de los ojos del joven, y no dudó en ejercer presión.

Hyunjin asintió, y bajando su cabeza subió a la camioneta.

Esto me huele a un maldito secuestro. Pensó, sintiendo el miedo recorrer sus venas, junto a miles de alertar sonando en su cabeza.

Grande fue su sorpresa al encontrar a más personas allí dentro. Una mujer de mediana edad, de cabellos largos mal cortados, desaliñada y con su rostro manchado, a su lado, un hombre calvo, gordo y con un bigote lo observaba con desconfianza, y en la última corrida de asientos, un joven de mejillas abultadas, cabellos rubio desteñido y con una herida en su barbilla y la otra en su pómulo izquierdo.

Hyunjin sintió que todos estaban en condiciones similares o peores a las suyas.

Tomo asiento cerca de la ventana, encogido en su lugar, vió por el retrovisor qué el conductor también tenía una máscara, pero esta era de tigre.

La camioneta emprendió su marcha, Hyunjin de mantuvo alerta al camino, tratando de memorizarlo y fijar algunos puntos distintivos en cada esquina en la que doblaban.

Sin embargo, en un momento, un mareo fuerte hizo su cabeza punzar, y en menos de lo que pensó... La oscuridad lo cubrió por completo.




¡Feliz halloween!

El Ángel de la Muerte |Hyunho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora