365 Days with Kaulitz-

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Tom

— Te volveré a hacer mía Maddy. Te dejare temblando hasta el punto en el que ni puedas caminar. Haré que gimas mi nombre hasta no poder más, quiero que todos los que estén en esta casa escuchen como te hago mía una vez más.

Al susurrar eso en el oído de Maddy, siento como se estremece debajo mío. Sonrió satisfecho y la vuelvo a besar bruscamente. Introduzco una mano por debajo de la remera hasta llegar a sus senos.

No tenía sostén puesto.

De un rápido movimiento le sacó la remera, quedando de sus caderas para arriba completamente desnuda. Me quedo mirando sus senos por unos segundos antes de empezar a sacar sus shorts, dejándola únicamente con bragas. Se las saco de un tirón, ahora si, dejándola desnuda.

Me vuelvo a acercar a su rostro, volviéndola a besar desesperadamente. Mientras con una de mis manos apretaba sin piedad uno de sus senos, la otra iba hasta su intimidad.

Empecé a masajear su clitorís lentamente, haciendo que se le escape un gemido entre el beso. Me separo de ella sonriendo, dejo de apretar su seno y me concentro en darle placer.

Maddy no dejaba de soltar pequeños gemidos mientas cerraba sus ojos. Pero estos aumentaron más cuando metí dos de mis dedos adentro de su intimidad. Empecé a sacarlos y meterlos lentamente, ella arqueaba su espalda por el placer, y gemía más fuerte. Lo que me hacía entender que mi trabajo estaba siendo bueno.

— Dilo Maddy— Ordene— Di que me quieres dentro tuyo.

— Tom...— Gimió, lo que me hizo sonreír— Por favor...

— Por favor ¿Que?

— Hazlo— Dijo entre gemidos.

— ¿Hacer que?— Me hice el confundido, acelerando el movimiento de mis dedos.

— Mételo ya— Ordenó, abriendo los ojos.

— Suplica.

— ¡Ahh! Tom, por favor...— Arqueo la espalda soltando un gruñido— Te lo ruego, te lo suplico, Tom, mételo ya.

No aguantaba más, sus gemidos, sus súplicas... Me paré rápidamente de la cama y me saqué la remera, seguido por mis pantalones. Maddy quedó tiesa al ver el bulto en mis bóxers, sonreí y me saqué el bóxer, dejando a mi amiguito al aire...

Maddy

Era enorme, literalmente la primera vez no lo pude ver bien. Pero ahora que lo veo... eso va a doler, pero no me preocupo... Creo.

Tom agarro mis piernas y las abrió, poniéndose en medio de ellas. Empezó a masajear mi clitorís con la punta de su miembro, mandando olas de placer por mi cuerpo.

— ¡Aah Tom mételo ya!— Exigí al ver que no lo metía.

— Lo que pida la muñeca.

Sin más vueltas entró de una, empezó a moverse lentamente, pero después de unos segundos, empezó a dar embestidas fuertes. De un movimiento rápido volvió a alzar mis muñecas arriba de mi cabeza, impidiendo que bajara las manos.

— Gime mi nombre Maddy— Ordenó— Grítalo.

Empezó a embestir más y más fuerte y duro, haciendo que gimiera más fuerte.

— Tom...— Gemí, como me lo había ordenado.

Al parecer no quedó satisfecho con solo ese gemido, por lo cual se le acabó la piedad y sus embestidas en serio fueron duras.