Capítulo 14| No hay chance

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>>SARA EN MULTIMEDIA <<


—Si, me desempeño como Cabo segundo de la policía, que es un cargo un poco mayor que un policía o militar—responde Sara a una de las tantas preguntas que le ha hecho por las siguientes dos horas—.

Asiento muy poco conectada con el tema. Mi mente ha estado encapsulándome hace algunos días con el tema de Josué. Es agobiante, aun así, no dejo de pensar en que algún día cumplirá esa  promesa de encontrarme.

—Te felicito, ser parte de la fuerza nacional imagino no es una tarea fácil—la rubia sonríe ante la observación de Dou, yo solo intento seguir la conversación de cerca para no parecer maleducada, y de vez en cuando una ojeada a su compañero, quien la mira con orgullo—.

—Bueno, es como todo—comenta afable, habla con la paciencia y dulzura de una profesora de kínder—. Y claramente tiene sus pros y sus contras, pero la labor es ardua...

Vuelvo a perder el hilo de sus palabras.

¿Y si vuelve?, mejor sería que Ilan este con una chica con la que no corra peligro. ¿Sera que la persecución que nos montaron...

Dou choca mi hombro para señalar a su novia quien me pide que me acerque, por lo que cambio de lugar con él un poco confusa.

—Mira que el mesero no quita la atención de aquí desde que nos vino a dejar las pizzas—susurra en mi oído, me alejo para fruncirle el ceño—.

La pelinegra sonríe cómplice y antes de volver a susurrarme verifica la posición del joven.

—Vamos a la barra, tal vez te de su número, mira que está como quiere y eso no se ve todos los días—me alejo de nuevo esta vez no interesada por lo que dice—.

—Pues podrá estar como quiera, pero no me interesa—expreso paseando mi vista por el restaurante, entonces siento que alguien me mira, es él—.

Exhalo con más fuerza de lo normal, me siento tan exhausta que no deseo perder fuerzas siguiéndole el jueguito a quien sabe quién. La palabra coquetear no agarra conmigo.

Me jala del brazo cuando se pone de pie, llevándome con ella.

—Ven, vamos—la detengo a pocos pasos de la mesa en la que estamos sentados, con un agarre es su muñeca—.

—¡Como que vamos, como que vamos! —chillo moderando el volumen de voz, ella mira hacia los lados cerciorándose de que yo no haya llamado la atención de nadie—.

—Relájate—dice firme—. Quiero ir al baño y me vas a acompañar. —Abro la boca incrédula, pidiendo en silencio que no sea uno de sus vergonzosos planes cupido—

Entonces me suelta cuando bajo la guardia, yo cierro la boca al recordar donde me encuentro. Arreglo un poquito mi jersey y nos dirigimos hacia la barra. El mesero al que Karim se refería está sentado en uno de los bancos, de espalda. Mitigo la intranquilidad que me añade el momento metiendo mis manos en cada bolsillo trasero del pantalón.

—Para ir al baño no es necesario que le preguntes, hay letreros, Karim—le hago saber con obviedad cuando nos acercamos en dirección al joven—.

—Shh, calla mujer—niego reiteradas veces resignada—.

Una sonrisa felina adorna el rostro de mi amiga apenas estamos frente a él, por lo que no duda en tocar su hombro con la punta de su dedo índice. El castaño gira de inmediato y cuando identifica nuestros rostros sonríe amable, esa que parece que se las enseñan en los cursos de atención al cliente.

—¿En qué pued...

—¿Dónde queda el baño? —le interrumpe Karim. El chico parece perdido unos milisegundos, pero se recompone antes de señalarle la entrada de un pasillo a la izquierda—.

Without Scape  ©[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora