Teacher's pet • Jensoo

Capitulo cuatro

Rosé y Jisoo, quienes permanecieron en silencio, fueron al lavabo a lavarse las manos y la cara. Finalmente, suspiró y se giró para mirar a los otros dos con tristeza.

- Volvamos a clase.

- ¡Protesto! - Rosé golpeó con el pie, inflando sus mejillas. - ¿¡Realmente vamos a regresar al salón de clases de esa sádica!? ¡Esto está mal! ¡Y sólo porque la escuela esté de acuerdo con esto no significa que nosotras también debamos hacerlo! Jisoo, ¿vienes?

Jisoo miró a Nayeon, que miraba al suelo, y volvió a suspirar.

- Así es, Nay. Vámonos,vuelve a casa después de clase, ¿vale? Por ahora podemos escondernos en las gradas del gimnasio y esperar la próxima clase.

Rosé sonrió emocionada, volviéndose hacia la rubia que parecía estar dudando.

- Mejor no chicas, si Jennie vuelve a molestarme-

- Ya lo habremos hecho, pero no estás en condiciones de regresar. Somos tus amigas, te cuidaremos. - La morena tomó su mano, apretándola suavemente. Jisoo se unió al grupo poco después.

- Sí Nay, ahí estaremos contigo. - La otra coreana sonrió, con los ojos húmedos nuevamente.

- Ella me culpará por obligarte a hacer esto, Jisoo. - La joven negó con la cabeza.

- No importa, eres más importante que un escupitajo. - Ella sonrió débilmente. ¿Vamos?

Nayeon asintió, estrechándoles la mano a ambas mientras los tres corrían por el pasillo hacia el gimnasio riendo.

Jennie respiraba fuego.

Habían pasado quince minutos desde que regresó de su patrullada por toda la escuela buscando a Jisoo y no había visto a la niña por ningún lado. Los alumnos ya habían notado que estaba muy, muy enfadada, y el examen fue la prueba sorpresa que inventó en el último momento en su mesa. Tenía los dientes apretados, la mandíbula apretada y los ojos ardían. En su cabeza, la única explicación para que Jisoo desapareciera así era las chicas nuevas, Park Rosé y Im Nayeon, quienes pagarían un alto precio cuando Jennie pusiera sus ojos en ellos.

Se reclinó en su silla, mirando largo rato a cada estudiante con esa mirada mortal que sabía aterrorizar a cualquiera. Jisoo nunca haría eso, nunca faltaría a clases de esa manera. A ella no le importaba un bledo los otros profesores, pero Jisoo tenía que estar presente en sus clases. Lalisa obviamente no le daría acceso a las cámaras de la escuela ahora, y eso la enojó aún más. Ciertamente no iba a dejar pasar esto y respiró hondo pensando que, esta vez, tendría que castigar a Jisoo también.

- ¿Podemos irnos ahora? No te ofendas, pero aquí hay poco espacio.

Rosé y Jisoo miraron con disgusto a Nayeon, quien se estremeció y bajó los ojos, murmurando una disculpa. Las tres estaban escondidos en los extremos del graderío. Se vieron obligados a hacerlo cuando un maestro entró buscando a algunos alborotadores y revisó debajo de las gradas.

- Creo que está bien, ya se fue.

Jisoo habló con cautela. Nayeon y Rosé dieron un suspiro de alivio y las chicas se acomodaron en el suelo y permanecieron en silencio por unos segundos, tratando de descubrir si realmente la maestra se había ido. Luego, tomaron sus bocadillos y los abrieron para compartir entre ellos.

Jisoo. - llamó Rosé, ganándose la atención de la joven rubia.- ¿Desde cuándo la profesora Kim es así contigo?

- Desde que empezó a enseñarme el año pasado. - Ella se encogió.- Pero nunca hice nada para llamar toda esta atención.

- Quizás esté loca. - Comentó Nayeon encogiéndose de hombros, tomando uno de los dulces de la lonchera de Rosé mientras la morena miraba pensativa.

- Sí, quizás. - Dijo con cautela. -¿Cuál es tu próxima clase?

- Química. - Respondieron Jisoo y Nayeon juntas. Rosé sonrió.

-El mío también, el último es Geografía.

- Biología. - respondió Nayeon con un puchero.

- La mía también. - Dijo Jisoo con una sonrisa culpable al ver a Rosé marchitarse un poco. - Pero no te preocupes, te esperamos para ir a mi casa.

- Por supuesto. - Asintió la mayor.

- Gracias chicas. - Rosé sonrió ampliamente.

- Los amigos están para esas cosas. -Kim sonrió sin mostrar los dientes

Aunque, si fuera por Jennie, esta amistad no duraría mucho.