"En una vida pasada yo tenía una mala vida"
Lo único que Kazuo hizo fue prometer ser el mejor luchador del mundo, y ahora estaba atrapado junto a su mejor amigo en una tripulación con un molestoso capitán con hermosa sonrisa.
"Me estaba hundiendo c...
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"Luffy"
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La luz de la luna iluminaba su rostro mientras caminaba, sus ojos se le cerraban del sueño, pero no había podido conciliar el sueño desde que su amigo se fue. La noche cayó y su preocupación aumentó, decidió que ya había esperado lo suficiente y emprendió camino hacía la base de la marina.
Aunque sabía que Zoro podría contra unos simples marinos, no podía evitar preocuparse, él era la única persona que tenía desde que fue encontrado en aquella playa. Miró a la luna con tan solo pensar en aquella noche, involuntariamente su mano se dirigió hacía su pecho, sintió en sus manos el collar metálico que adornaba su cuello, tenía la forma de una flecha, pero tenía una calavera al inicio de esta.
Con un suspiro, Kazuo miró las altas paredes de la base, había llegado sin darse cuenta del tiempo. Miró a ambos lados, asegurándose de no ver ningún guardia o marino cerca, impulsándose de sus piernas, Kaz saltó para agarrase del borde de la muralla logrando ver el extenso patio donde Zoro se encontraba atado en una cruz.
—¿Cabello de musgo? —murmuro.
Kazuo no se esperaba ver a su amigo de esa manera, volvió a mirar a ambos lados, al ver que no había nadie, usó la fuerza de sus brazos para pasar al otro lado de la muralla. Caminó hacía su amigo peliverde quien parecía estar dormido.
—Te dije que me esperaras —dijo.
—Me dijiste que no demorarías, pasaron horas —replico, tenía un leve ceño fruncido que fácilmente se podía ver por la luz de la luna. Zoro desvió la mirada, le molestaba un poco que el chico lo viera amarrado de es forma.
—Solo sucedió.
Suspiró.
—En fin, ¿tendremos dinero? —preguntó mientras se acomodaba en el suelo con la espalda en las piernas del peliverde.
—Sí, ahora deja de molestar.
Kazuo giro los ojos, su mirada volvió a la luna que iluminaba levemente las cosas a su alrededor, él siempre pensó que la noche era más bonita que el día, tal vez por lo tranquila que era a comparación del día. Sintiendo el viento en la cara, Kaz cerró los ojos entrando en un profundo sueño.
