Cap. 15

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En el viaje todo estuvo muy tranquilo aproveche para hablar con Caleb, mientras samu y Alex que estaba de acompañante iban en silencio cuando estábamos a unos 15 minutos de llegar la lluvia comenzó a ser más fuerte en ese mismo instante entre Alex...

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En el viaje todo estuvo muy tranquilo aproveche para hablar con Caleb, mientras samu y Alex que estaba de acompañante iban en silencio cuando estábamos a unos 15 minutos de llegar la lluvia comenzó a ser más fuerte en ese mismo instante entre Alex y Samuel comenzó una discusión.

—Samuel dame mi joker — dijo Alex de la mejor manera posible.

—¿Tú qué?

—Lo que sea, collar, joker, lo que tienes en la muñeca de pulsera

—Ah ¿esto? —Samuel levanto su mano del volante para mostrar mejor el joker de Alex —me lo encontré por ahí no tiene dueño

—Dámelo porque es mío- Alex insistía en que le devuelva su joker pero no había caso con samuel.

—Ya déjalo Alex, mañana te lo devolverá —Caleb interrumpió para calmar la situación.

—No lo hare —contestó Samuel.

—Carajo, devuélvemelo es importante para mí —Alex extendió la mano, pero samuel la corrió bruscamente.

—Déjame manejar Alex —samuel volteo a ver a Alex.

en ese momento vi como un camión se salió de su carril y iba hacia nosotros.

—¡Cuidado! —grite.

Sentí como el camión golpeo el auto haciéndolo girar...

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Me levante gracias a las ramas que chocaban con mi cara por el viento no entendía que hacía durmiendo en el campo de lavanda o porque solo había lavandas y nada más a mí alrededor, pero estaba segura que algo pasaba por que no sentía dolor ni tristeza no podía quedarme sentada ahí por más tranquilo que sea así que salí a caminar.

Luego de una larga caminata donde las lavandas tocaban mi piel y dejaban un hermoso perfume en mi vestido blanco a lo lejos vi una sombra que me saludaba, pero no distinguía quien era comencé a correr hacia ella y sentía como las plantas se estrujaban bajo mis pies intensificando el olor a lavanda.

—Abuela —hable emocionada.

—Mi niña ¿qué haces aquí? —había algo dulce en su voz pero sentí tristeza en ella.

—No sé, pero ahora quiero quedarme aquí contigo —estaba muy emocionada de estar con ella.

—No mi niña, no puedes estar acá por mucho tiempo —seguía notando preocupación en su voz —Pero ya que estas aquí me ayudaras en algo, mi niña.

—Dime abuela.

—Necesito cerrar una etapa, y tú sabes de que hablo Frida —sus expresiones pasaron a ser más serias —Tus padres —ella dijo con una voz seria y triste.

—¿Mis padres? —ahora yo estaba algo confundida con todo esto.

—En especial ese día que fueron por ti, ¿lo recuerdas? —ella apoyo su mano en mi frente.

En ese momento todo se volvió blanco nuevamente, desperté en mi habitación de la infancia, era rosa llena de peluches, pero ese día solo se escuchaban gritos y el ambiente estaba oscuro como si supiera que algo malo iba a suceder.

—¡Me la voy a llevar quieras o no, es mi hija! —había una mujer con un hombre a su lado gritándole a mi abuelita.

—¿Ahora es tu hija? lo hubieras pensado antes de abandonarla, no ahora que tiene 4 años —mi abuela estaba enojada pero no gritaba —Váyanse de mi casa o llamo a la policía

—No sin antes llevarme a mi hija —la señora que gritaba estaba dirigiéndose a mi habitación cuando mi abuela la tomo del brazo para detenerla.

Pero en ese momento el hombre que estaba detrás de mi abuela la agarro por la espalda empujándola contra una mesa que había en el living, la cabeza de mi abuela golpeo con una de las esquinas de la mesa cayendo al suelo sobre un charco de su propia sangre.

—¡¿Qué hiciste?! —la señora se arrodillo al lado de mi abuela y puso dos dedos sobre su cuello —La mataste, ¡está muerta!

—Deja de gritar —fue el hombre quien hablo ahora —Es lo mejor que nos podía pasar, llamaremos a la policía y diremos que tu madre estaba cuidando a nuestra hija, pero se sentía mal y se desmayó, golpeo su cabeza contra la mesa y murió dejándonos todo ya que eres su única hija —ese hombre tenía todo planeado.

Pero la Frida de 4 años que estaba debajo de la cama no entendía por qué su abuela estaba durmiendo sobre ese liquido rojo. Cuando la policía llego ese hombre conto todo lo que tenía planeado haciendo que la policía creyera cada una de sus palabras.

—¿Dónde está la niña? —hablo el policía.

En ese momento esa mujer me ayudo a salir de abajo de la cama y ese hombre me agarro en sus brazos.

—Dime pequeña, ¿tú abuela se cayó solita? —el policía me pregunto a mí.

Yo había visto todo sabía que mi abuela no había caído sola, pero en ese momento ese hombre apretó mi mano tan fuerte que sentí como uno de mis dedos salía de su lugar, solo era una niña de 4 años que podía hacer.

Solo asentí con mi cabeza y eso basto para que los policías creyeran en mi luego salieron de la casa, yo regrese abajo de la cama mientras la mujer limpiaba la mancha, el miraba tele adueñándose de la casa de mi abuela que ya no tenía ni un color todo era sombrío y oscuro....Nunca más volví a ver a mi abuela.

Luego de eso volví a despertar en el campo de lavanda donde mi abuela estaba mirándome, solo corrí hacia ella y la abrasé con mucha fuerza.

—Ell-ellos te... —balbuceaba para no decir algo de lo que me podía arrepentir.

—El me mato Frida y tu madre ocupo el lugar de esposa sumisa que juraba jamás ocupar, ella era como tú, jamás dejaba que la maltraten, pero el falso amor todo lo corrompe con un hombre como tu padre mi niña —su voz se notaba más aliviada -ahora que sabes toda la verdad puedo irme en paz

—No, no me puedes dejar sola devuelta- en ese mismo instante miles de lágrimas salieron por mis ojos.

—Se que es un acto algo egoísta hacer que me ayudes para poder irme, pero tú eres fuerte Frida en algún momento nos volveremos a ver mi niña, pero ahora no es el momento para que me acompañes —dijo mientras caminaba hacia un reflejo muy brillante- y creo que ese chico quiere también hablar contigo —Señalo a alguien y desapareció.

Cuando vi al lugar que señalo, lo vi ahí parado con esa sonrisa que lo caracterizaba mientras me miraba demostrando que jamás me dejaría sola.

—¡Samu! —grite mientras corría a él para darle el más largo abrazo que jamás le haya dado.

—¡Samu! —grite mientras corría a él para darle el más largo abrazo que jamás le haya dado

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Mi punto de vista - Tom Y Bill Kaulitz (Frida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora