Lily Evans piensa que es la única amiga/familia que tiene Severus, que equivocada estaba la pelirroja cuando la familia de su ex amigo aparece en Hogwarts.
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| MALAS DECISIONES |
LILY EVANS SE ENCONTRABA furiosa hasta el punto de estar a unos segundos de lanzar una maldición al cielo si no fuera por Marlene. Ambas brujas no podían creer lo que habían escuchado salir de los labios del Slytherin.
Y Lily sentía su orgullo herido, no podía creer que el niño que una vez conoció se haya atrevido a usar aquel insulto hacia ella, pero que podía esperar de una serpiente. ¡Todos eran iguales!, no soportaban a los hijos de muggles por no tener la sangre limpia, era injusto.
Ocultando sus lágrimas no dudo en bajarlo sin delicadeza, hasta algunos alumnos escucharon el sonido del cuerpo impactar contra la tierra y sus quejidos cuál perro herido. Severus ni siquiera pudo defenderse cuando Evans le dió la espalda y comenzó a ir en sentido contrario.
Solo Potter fue tras ella en lo que Black apuntaba su varita al pobre mestizo que no estaba orientado, muy al contrario de la pelirroja él si logro mostrar sus lágrimas. Cómo también era consciente que Lily no lo quería verlo por el resto de su estancia en Hogwarts.
──¡Simplemente cállate Potter!, ¡Eres igual de despreciable que Snape!── la bruja pelirroja grito cansada de escuchar los comentarios de James Potter.
Por el contrario James estaba en estado de shock, no podía creer que Lily, su amada pelirroja se haya atrevido a comprarlo con Quejicus. Sirius se sentía hasta más indignado que su propio amigo.
Ambos magos tenían en mente atacar a Severus y antes de que pudiera hacer algo Lucius Malfoy apareció entre el montón de estudiantes que eran testigos de tal escena, sacando su capa envolvió al más joven y con una mirada dura hizo retorcer al par de Gryffindors.
Estaba más que claro quien ganaba la pelea y Lily volvió a sentirse más indignada al no recibir disculpas por parte de Severus. No le importaba si Malfoy estaba de su parte.
──¡N-nuestra amistad termina aquí!── en su desesperación por recibir una disculpa más recibió un hechizo de silenciador por parte de la mayor de las Black.
Bellatrix no fue testigo de todo el problema aún así se sentía enferma por compartir sangre con Potter y Sirius. Ambos magos despertaban algo en ella que no podía descifrar, aún peor fue con Lil- Evans, la bruja nacida de muggles siempre hizo latir el corazón de la Black y con solo ver su actitud enfrente de un comentario sin sentido hizo que todo se fuera por el lado negro.
Era ilógico, como años de amistad podían ser destruidos por un simple insulto, ya no importaba, era mejor apoyar a un miembro de su casa que a una simple ilusión que no sería posible.
──Cierra la boca Evans── dijo, sintiendo su corazón romperse ──Sev, no se equivocó al decir que eres una sangre sucia.
Lily Evans también sintió su corazón romperse, sin poder defenderse desapareció entre los aludidos que estaban amontonados. James no tuvo el valor de levantar la varita y fue tras Evans.
──Ustedes── cada alumno sintió el frío recorrer su columna y como si hubieran cometido un crimen levantaron los brazos ──Desaparezcan de nuestra vista.
No tardaron en desaparecer y al fin Bellatrix logro ir dónde estaba Severus, envolviendolo en un suave abrazo y sintiendo las lágrimas mojar su hombro.
• MANORPRINCE •
El patriarca no dejaba de ir y venir cuál dragón enjaulado, renegando por todas las cosas que paso el último de los Prince, si bien detestaba a su hija con todo su ser no podía negarle una familia a su nieto. En especial si estaba su primo involucrado por su esposo incluyendo al ex director de MACUSA y un ex mago tenebroso.
¿A quien mentía?, la verdad era que a todos les preocupaba el niño que Eileen había tenido con ese muggle y Elena se lamentaba de haber maldecido al esposo de su repudiada hija.
Y ahora que tenían a todos los Prince reunidos junto a sus parejas era imposible negarse a sus demandas, Desmond había fallado a la familia más poderosa de Gran Bretaña, eran casi como la realeza, ningún niño merecía vivir en la sombra.
──Y cuál es tu respuesta, Desmond── nunca podía faltar Aníbal Prince con sus palabras directas.
Aparte de que Aníbal era primo de Desmond también debía ser el patriarca de la familia pero para la desgracia de Desmond, Aníbal renunció al título por su esposo William, que si bien tenía un padre mágico el otro era más un muggle porque su núcleo mágico fue destruido.
Gracias a eso William no pudo ingresar a una escuela de hechicería y tener un niño que tuviera su sangre, razón por la cual Gellert Graves (antes Grindelwald) decidió dejar su cómoda vida para estar presente en esta reunión.
En resumen, Desmond odia a los Graves, tampoco podía hacer nada para botarlos de su hogar, tomando su copa y saboreando el vino busco la manera de hacer perder el interés a Aníbal:
──El hijo de Eileen es mestizo, no creo que cumpla tus expectati-
──Mi hijo no es un mago, yo dejé de serlo hace muchos siglos atrás... No veo el problema Desmond── Gellert no era un mago que tampoco andaba con rodeos y no iba a permitir que William perdiera su oportunidad de ser padre.
Odiaba su condición de no-magic, también odiaba que por su culpa su preciado niño Will no tuviera aún niño al cual cuidar. Y cuando en una de sus terapias chocó con el hijo de Eileen no pudo dejar de pensar en el niño y comentarle a Aníbal.
El mago estaba más que feliz cuando se enteró que su sobrina estaba viva y en especial cuando tenía una vida infeliz, si por él fuera Eileen podía irse al mismísimo infierno más no pudo contener su alegría cuando escucho del niño.
El niño a descripción del padre gestor de William era muy parecido a Luke cuando era joven, tenía el cabello risado y la piel pálida con unos hermosos ojos negros cuál noche, lo malo, es qué el niño sufría de abuso, tanto en el hogar como en la escuela.
Aníbal no tardo en investigar y conocer de lejos a su futuro hijo, sentía que gracias a él ahora sí su familia estaría completa, con una sonrisa sinica miro a Desmond:
──No tengo ningún problema, después de todo el niño que porta por nombre Severus es magnífico para ser mi heredero tanto en la sangre y en el apellido que subirá como patriarca de la familia.