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| Alice Ackerman |
Una pequeña corriente de aire choca contra mi cuerpo causándome escalofríos, me quejo de ello mientras intento cubrirme con mis manos pero eso imposible.
La oficina siempre está helada, a Erwin le gusta demasiado el frío y puede aguantarlo bien por lo que todo su edificio está fresco.
Petra que se encuentra sentada en su espacio de trabajo que esta frente al mío se percata de ello por lo que se acerca amablemente.
—Aun no te acostumbras, ¿cierto? —expresó con una suave sonrisa resplandeciente dándome un suéter que le pertenece.
Llevó una semana trabajando en la compañía de Erwin como su asistente, en toda esa semana a la persona que más veo es a la querida de mi padre. Es linda pero es demasiado joven como para estar con él, aunque si me voy por esas, yo me metí con alguien que me dobla la edad.
Pero lo cierto es que estoy celosa.
Celosa de que mi padre tenga otra mujer en su vida.
Mi madre nos abandonó cuando apenas era una niña pero él nunca hizo nada para buscarla y lo que es aún peor, borro cada recuerdo de ella.
Solo me queda una simple foto de mi madre la cual siempre llevo escondida dado que mi padre quemo todas las fotografías.
No tengo nada en contra de Petra, no puedo simplemente tenerle algún tipo de disgusto por estar con mi procreador pero ella podría ser hasta mi hermana. Sin embargo ella es tan cálida que algunas veces llega a recordarme a mi madre.
—Estoy bien, gracias —rechacé el suéter mientras tecleo en la computadora que tengo al frente.
Ella solo alargó su sonrisa cerrando los ojos en el proceso para acomodar su cabello y así encoger los hombros. No tardó para que su mirada se posara en los documentos que trabajo.
