11 | Noche de Bar

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El sonido de mi teléfono vibrando sobre la mesa de la cocina me saca de mis pensamientos

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El sonido de mi teléfono vibrando sobre la mesa de la cocina me saca de mis pensamientos. Estoy en medio de una taza de café, mirando por la ventana mientras trato de organizar mentalmente todo lo que tengo que hacer hoy. Pero el mensaje que aparece en la pantalla es de Mikasa, y su tono habitual y directo siempre logra captar mi atención.

"Hoy salimos. No acepto un no como respuesta. Te paso a buscar a las 8."

Sus palabras no dejan espacio para objeciones, como siempre. Sonrío mientras leo el mensaje y dejo el teléfono a un lado, considerando si realmente tengo la energía para una noche fuera pero ya se lo había prometido desde ayer que me llamo, en realidad no se lo prometí, ella solo ordenó y colgó la llamada.

La semana ha sido extenuante, con el trabajo acumulado y la tensión constante entre mi padre y yo. Pero quizá es precisamente lo que necesito: una noche para despejar la mente y disfrutar de la compañía de mis amigos.

Mikasa y yo hemos sido como amigas desde siempre. Ella es la persona en la que puedo confiar sin reservas, y aunque nuestras vidas han tomado caminos diferentes, siempre ha estado ahí para mí. Y sé que hoy no será diferente.

A las 8 en punto, Mikasa está en la puerta de mi apartamento, puntual como siempre. Lleva un vestido negro ajustado que resalta su figura atlética, y su expresión es seria pero amable, una combinación que siempre me ha inspirado confianza.

—Vas a entrar o te quedarás ahí mirándome —bromeo mientras le abro la puerta.

—Solo estoy evaluando si estás lo suficientemente preparada para una noche de desmadre —responde con una sonrisa enigmática mientras me mira de arriba abajo analizando cada rincón de mi cuerpo —. Aceptable.

Suelto una risa y termino de ponerme los tacones. Decidí ponerme un vestido rojo que me hace sentir segura de mí misma, algo que no he sentido en un tiempo. Mikasa asiente en aprobación antes de tomarme del brazo.

—Vamos, los chicos ya están esperando en el bar.

El trayecto hasta el bar es corto. Mikasa conduce con habilidad a través del tráfico de la ciudad mientras conversamos sobre trivialidades. Pero cuando llegamos, la atmósfera cambia. Las luces tenues, la música pulsante y las risas provenientes del interior del bar me dan la bienvenida de inmediato. Es un lugar pequeño, pero acogedor, donde solemos encontrarnos cada vez que necesitamos una escapada del mundo real.

—Allí están —dice Mikasa, señalando una mesa en la esquina donde Eren y Armin ya están sentados.

Eren, como siempre, tiene esa energía inagotable que parece irradiar a todos los que lo rodean. Su sonrisa es contagiosa, y no puedo evitar devolverla cuando nos ve acercarnos. Armin, por otro lado, está más relajado, con una sonrisa suave y un aire de calma que siempre me ha tranquilizado.

40 y 20 || Erwin SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora