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Tú amor era como mil llamas, hacía arder mi corazón de deseo y anhelo, tus sutiles toques me hacían tocar el cielo con mis propios dedos. Tus yemas en mi piel me hacían jadear, gemir me hacían gritar, tus besos eran como caricias extraordinarias en mi alma que lentamente se iban quedando grabadas.
Sin importar que fuera un mortal secreto, aquello solo lo hacía más excitante, la adrenalina de ser descubiertos solo lo hacía más deseable.
El destino da vueltas muy grandes, sin que nosotros podamos hacer nada para evitarlo. y cada decisión traería su consecuencia, aunque había quien pagaba desde niño.
La vida de un hipócrita se basa en mentiras, envidias y descontento
Una persona así jamás sería feliz
"Los únicos lobos a los que debemos temerles son aquellos que llevan piel humana puesta".
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No es mi mejor historia, no estoy completamente segura de que me guste, pero gracias por leer
