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- ¡No se de que hablas! - Max enfadado le contesta a su novio, quien lo mira con los ojos llenos de lágrimas.
- Entonces ¿por que tienes una marca en el cuello? - Charles se levanta del sofá enojado, odiaba que lo tratase así, lo hacía sentirse como un loco que se imaginaba las cosas. Aunque está molesto su voz se quiebra ligeramente.
Max Rueda los ojos
- No es una marca, es una picada de mosquito y ya tranquilízate, estás muy alterado - Max se soba la sien tratando de dar una excusa creíble.
Tal vez si era una marca, no era el único que tenía, puesto que tenía la espalda llena de rasguños y marcas que daban testimonio al placer que recibía constantemente, pero Charles se había percatado de este porque Ambos se daban una rutinaria sesión de besos y el monegasco impulsado por la excitación quería tener intimidad pero Max lo había parado en seco.
¿Debía culpar a Sergio?
No se sentía culpable de engañar a Charles, sus ex- amigos lo llamaban de hipócrita. Pero a él no le importaba, solo deseaba complacer sus deseos carnales.
Todo lo que Sergio le inspiraba eran miles de poesías, deseaba acariciarlo sin fin, porque el cuerpo de su pequeño pequitas era para él, lo más bello que había pisado la faz de la tierra sus besos sabían a fresas y a miel.
Nunca había sentido algo así con nadie más
Sergio despertaba emociones y sentimientos que jamás creyó sentir.
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