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Seis meses de relación y hace tiempo comenzó a sentirse como un enfermo. Sentía un deseo enorme por su lindo novio, quien no hacía absolutamente nada para ponerlo de esa forma, solo estaba ahí; existiendo, sin embargo, no era muy fácil tranquilizar o cambiar el rumbo de sus pensamientos.

Amaba ver como las mejillas de Jimin se coloreaban de un rojo carmesí cada vez que lo besaba con intensidad, para después reír tímidamente y abrazarlo, escondiendo su rostro en su pecho para que no notara lo avergonzado que estaba.

Le gustaba que su lindo novio fuese tan adorable, sin embargo, tenía miedo de asustarlo con su intenso deseo. Era claro que esperaría hasta que esté listo, pero su mente no estaba de acuerdo y se veía en la necesidad de sufrir y enterrar entre lo más profundo de su ser las imágenes sucias que se crean en su cabeza.

Suspiró mientras lo veía a lo lejos, estaba esperándolo en donde siempre se veían después de que terminaran las clases, para luego ir a su casa y pasar todo el día juntos, más tarde saludar a sus adorables suegros, cenar con ellos e irse directamente a su hogar, aunque a veces le permitían quedarse, ya que habían casos en los que se quedaba charlando con ellos durante un buen rato, y por ende se hacía muy tarde, claro que se aprovechaba de la situación, muchas veces se llegó a quedar ahí porque quería dormir con Jimin entre sus brazos. Le agrada hablar con sus suegros, pero era más que obvio que usaba esa táctica para dormir al lado del rubio.

Pasó la lengua por sus labios cuando Jimin caminó hacia él, y observó con recelo todas esas miradas que recibía, ya sean hombres o mujeres, todos estaban ensimismados con la belleza que Jimin irradiaba, estaba más que claro que su novio era muy hermoso, pero no tenían derecho.

Apreció como el viento removia suavemente su lindo y rubio cabello, haciéndolo ver adorable cuando un puchero se asomaba en sus labios debido a que su peinado estaba siendo arruinado.

Cuando estuvo cerca de él; sonrió, lo acercó a su cuerpo, tomándolo delicadamente de la cintura y lo puso contra su auto. Sintió una calidad envolver su pecho cuando Jimin se sonrojó adorablemente.

Beso sus mejillas y después bajo a sus labios, iniciando un lento beso, el rubio se aferró a su chaqueta y no dudó en apretarlo contra el auto con su cuerpo. sintiendo el nerviosismo de su novio crecer.

Rompieron el beso por falta de aire y lo estrechó entre sus brazos cuando ocultó su rostro en sus manos.

Rio suavemente, sentía una felicidad inmensa cada vez que compartían esos pequeños y adorables momentos.

—Jimin-ah. —Lo llamó, buscando su tímida mirada.

—¿Si, hyung? —Dejó de ocultar su rostro, y lo miró.

—Hora de irnos. —Le dedicó una sonrisa que solo logró colocar nervioso al rubio y asintió torpemente.

Le abrió la puerta del copiloto y antes de cerrar la puerta besó suavemente su mejilla. Rodeó el auto y entró en él.

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—Hyung. —Jimin llamó su atención después de que terminaron de ver una película.

—Dime. —Acarició sus cabellos, quitandolos de su frente.

—¿Recuerdas la falda que te mencioné que me había gustado mucho?

—Ah, ¿la que me prohibiste comprar para ti por qué no querías que la vea?

Jimin rió tímidamente y asintió.

Bajó la mirada jugando con sus dedos.

—Mi papá me dio el dinero para comprarla, así que quería que me dieras tu opinión. —Sintió sus mejillas calentarse y mordió su labio tímidamente.

—Claro amor, sabes que me gusta que me muestres tus falditas. —Sonrio suavemente, mientras sentía un pánico correr en su interior, ¿eso había sonado muy enfermo?

Jimim se levantó emocionado y buscó entre su armario, sacando la falda, la cual era color azul cielo.

Suspiró imaginándoselo con ella puesta, Jimin solamente le mostraba la ropa, más no se la ponía, ya que le daba pena.

—Está muy bonita, bebé, se que te quedará muy bien. —Tragó duro debido al rumbo de sus pensamientos.

Jimin sonrió feliz y asintió.

—Aunque... tal vez si te la pusieras lo confirmariamos. 

—¡Hyung! —Chilló avergonzado y golpeó su brazo suavemente.

Rio. —Vamos amor, nunca me has mostrado como te lucen. —Suplico.

—Es que me da mucha pena. —Bajó la mirada.

—Bien, no te presionaré. —Todo quedaba en su imaginación. Por más que quisiera, no podía obligarlo.

—Uhm, tal vez después no me avergüence, hyung. —Le sonrió inocentemente y guardó su falda.

Regresó a la cama y volvieron a acostarse juntos.

Jungkook tomó el rostro de su novio, y lo besó suavemente, deleitandose con los dulces labios de su novio.

Se empujó lentamente hacia su cuerpo, quedando sobre él, atrapandolo contra la cama. Sabía que en cualquier momento a su novio le daría pena y terminaría con todo, así que acarició su cintura, sabía que eso lo relajaba y nublaba su mente, dejándose llevar por un tiempo. Adentró su lengua, creando un beso apasionado, y su cuerpo se tensó cuando un quejido salió de los labios de Jimin, que sonó más como un gemido.

El rubio rompió el beso muy avergonzado. Ocultando su rostro en su pecho.

Se quedó congelado y mordió sus labios, intentando tranquilizarse.

—Lo siento. —Susurró muy apenado.

Con un poco de cordura acaricio sus cabellos suavemente y besó tiernamente su cabeza.

—Hey, ¿por qué te disculpas? —Bajo de su cuerpo y me recosto a su lado.

—Uh, no, nada. —Lo abrazó.

Simplemente suspiró, prefería no mencionar nada para no incomodarlo.

corrup › kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora