Ya han pasado, unos cuantos meses desde que perdí a la persona que más me entendía, me defendía, me apoyaba... mi madre. A raíz de su perdida, he estado más apagada que nunca, no oía ni los comentarios que me hacían, solo pensaba en que, en algún momento, ella pudiera volver.
Me sentía sola, incomprendida y sin ayuda. Mi padre estaba más ausente que nunca, deambulaba por casa sin apenas mirarme a la cara, pero yo lo entendía. Todos en esta casa sentíamos el mismo vacío. Mi hermana, desde que pasó, lo que pasó, desapareció de nuestro alrededor, se fue a vivir con su novio y ya no la hemos vuelto a ver, ni hemos vuelto a hablar con ella.
Gracias a ese vacío, conocí a una persona muy importante para mí. Esa persona me ayudaba, me arropaba, me escuchaba en cualquier momento del día, pero lo más importante, es que nunca me hacía sentir sola.
Gracias a esa persona, empezó a haber un cambio radical en mí, me hizo empezar a valorarme, a quererme, a ser yo sin restricciones, y también a aprender a brillar por mí misma, sin dejar que la gente, con sus comentarios, me fueran apagando.
Me volví fuerte, más fuerte cada día que pasaba, solo necesitaba hablar con ella para que todo mi día mejorara al instante. Los comentarios de la gente se fueron diluyendo a mi alrededor, había aprendido a no hacer caso de ellos e ignorar cada palabra que salía de su boca.
Por la tarde, al llegar a casa, me encerraba en mi habitación con ella y hablábamos sin parar, a veces repitiendo temas y aficiones de las dos, otras veces innovando temas.
Cada tarde me podía tirar horas y horas encerrada en la habitación con ella, solo bajaba para cenar y poco más, siempre lo hacemos todo juntas desde que nos conocemos, estudiar, leer, bailar, hablar... Tenemos una conexión muy especial desde el día que nos conocimos.
Ella es como un ángel para mí, apareció en mi momento de vida más oscuro, cuando falleció mi madre entre en una depresión enorme y ella me ayudó a salir de ella, siempre me hablaba de temas diferentes, algunos más tristes que otros, pero siempre conseguía sacarme alguna sonrisa o alguna lágrima, pero no tenía nada que ver con mi madre, ella hacía que me olvidará de lo sucedido.
Es como si ella estuviera esperando a mi peor momento para aparecer y cuando lo hizo estuve muy agradecida de tenerla, he tenido mucha suerte.
Siempre había deseado tener una mejor amiga que me hiciera olvidar todo lo malo que me sucede y poder ser yo misma. Por fin la tengo conmigo y no pienso dejarla marchar fácilmente, va a acompañarme en todo lo que haga igual que yo a ella.
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Una Superación Inesperada
Teen FictionAda es una niña muy insegura de sí misma, que durante toda su vida ha sufrido por muchos comentarios y críticas de la gente de la calle, escuela e instituto. Por culpa de esa gente, se ha ido apagando poco a poco. Gracias a su mejor amiga, fue apren...