Las reglas de Im Nayeon

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Acaba de dejar a los niños con su padre, han tenido una discusión y Jihyo no quiere saber nada sobre eso, necesita una cerveza. Entra por la puerta de su casa e inmediatamente la recibe con la calidez de su hogar, donde ella es feliz. La sala de estar es grande justo como todo lo demás, va hacía el segundo piso donde están las habitaciones de los niños y llega hasta la suya, la más alejada y grande de la casa.

Trabajar en un buffet reconocido de abogados le da ingresos muy fuertes y no escatima en gastos para su comodidad. Cambia su atuendo de oficina por una camisa muy grande, se quita el sostén y se queda en bragas blancas. Descalza baja a la cocina y saca una cerveza de malta de la nevera, no se molesta en ponerla en un vaso y toma directo de la botella.

Va a la sala de estar y enciende el televisor de setenta y cinco pulgadas, pasa los canales uno por uno, aburrida por no tener nada que hacer. Suspira y toma otro trago de su cerveza, de un momento a otro empieza a dormitar, se siente un poco agotada y está a punto de quedarse dormida en el sillón cuando alguien toca a su puerta.

Gruñe y abre los ojos, se supone que el lugar donde vive no deja pasar a cualquier persona por la exclusividad de la zona y ella no espera a nadie. Se levanta del sofá y con la cerveza en mano camina a la puerta, no le importa no llevar nada más que su camisa, al fin y al cabo es lo suficientemente larga para cubrir lo necesario.

Al abrir la puerta casi deja caer la botella de cerveza. Frente a ella la mujer que menos quiere ver y que ahora es rubia.

—¡Jihyo, cariño! —Nayeon se le abalanza a los brazos y Jihyo se tambalea un poco por el peso extra, con un poco de duda abraza a la mujer por la cintura. Nayeon le queda un poco màs alta debido a los tacones de aguja que tiene, Jihyo está descalza.

—Nayeon ¿qué haces aquí? —Jihyo pregunta una vez se separa de los brazos de la mujer, se quedan paradas en la puerta y la abogada no sabe si invitarla a pasar a su lugar sagrado.

—Oh, la mujer de las fresas me dio tu dirección. —dice Nayeon moviendo una mano sin darle importancia. Jihyo castigará a Chaeyoung. —En fin, invítame una de esas.

Nayeon se adentra a la casa sin invitación, quitándose los tacones en el proceso, Jihyo puede ver el culo de Nayeon apretarse en esa falta entubada cuando se agacha a dejar los tacones en el suelo, desde la puerta puede ver como su ex- mejor amiga pasea por su casas como si fuera la dueña.

—Están en la nevera, puedes tomar lo que quieras, estás en tu casa. —Jihyo dice al fin, dándose por vencida y tumbandose en el sillón de nuevo después de cerrar la puerta y llevar la maleta de su amiga a la sala. Al final de cuentas Im Nayeon siempre fue así, despreocupada.

—Fuiste muy grosera hace unas semanas por teléfono —Nayeon ahora se encuentra junto a ella con una cerveza también.— Sé que me fui sin despedirme... pero te recuerdo que vivimos muchas cosas juntas.

Jihyo baja la cabeza un poco avergonzada, lo que menos quería era encontrarse a Nayeon y por eso la rechazó tan salvajemente. Park Jihyo ha aprendido a lo largo de los años de ser firme, de no dejarse pisotear por nadie, su trabajo requiere esas habilidades y ella las utiliza en su vida diaria. Por más que quiera con Nayeon nunca puede ser al cien por ciento firme.

—Lo siento, entré en pánico. Ya sabes.

—No tienes nada que preocuparte, solo no me vuelvas a tratar así. ¡Hace cinco años no nos vemos! —medio grita Nayeon, jugando y golpeando ligeramente el brazo de Jihyo para después recargarse en su hombro.

La relación entre Jihyo y Nayeon siempre ha sido un poco turbulenta, se conocieron en la universidad e inmediatamente se hicieron mejores amigas, pero ciertas situaciones cambiaron el rumbo de su amistad. Cuando terminaron la universidad cada una buscó su futuro, pero siempre encontraban la forma de encontrarse al menos una vez cada dos semanas, para tomar algo, platicar y a veces follar.

Celestial Goddess- Jihyo x TwiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora