Obito había tenido una vida aburrida, hasta encontrar a Esa persona, hoy bajo la luz de la luna lo recordaba, ese niño aburrido y solitario al fondo del salón, que había mil y un historias sobre él y nadie jamás le había oído hablar, el joven se había acercado y comenzado una conversación, fue ignorado por mucho tiempo hasta que un día en la soledad de ambos le gritó que se callara.
Tenía una nueva motivación, lo molestaba por querer oír una vez más esa melodiosa voz, hasta que en un momento él comenzó a responderle y así como de la nada se hicieron amigos.
Pero los sentimientos florecieron como sakuras en primavera, en algún momento se sintió feliz junto a Esa persona, comenzó a hablar y charlar por horas con Esa persona, y en un ataque de celos terminó por besar a Esa persona, puede que Esa persona haya huido, quizá del susto, quizá por miedo, quizá por vergüenza, quizá por odio; solo esperaba que Esa persona no lo odiara como había imaginado.
Estuvo callado y dejó de juntarse, dejaron sus tardes, sus juegos, sus proyectos, sus charlas. Inclusas. Dejaron que el miedo los invadiera hasta que ambos se derrumbaron, Esa persona le había mencionado el hecho de amarlo aquella tarde de octubre, cuando las flores caían de los árboles, él obviamente había correspondido, Esa persona le había brindado los momentos más felices de su vida, a su vera, Esa persona que había considerado su Luna que le había dicho en algún momento:
— La Luna no brilla sola, Sol.
Esa persona con la que en algún momento se unió formando un Eclipse, Esa persona que le ayudó a conocer otros lados de él, y aquella persona que por culpa del destino se ha marchado.
Aún lo cruza, en la calle, en alguna tienda, cuando se ven detona el dolor en ambos, no comprendían por qué no podían, pero era simple. No.
Esa persona fue su gran amor y termino siendo el más interminable sufrimiento, Esa persona que quiso como su vida y amo como a nadie más, Esa persona responsable de sus lágrimas.
Extrañaba a Esa persona, si le preguntas a alguien su nombre nadie lo conocerá, ese chico era muy reservado, Esa persona era muy introvertida, mas así ellos se amaron.
Nadie lo conocía, y hasta enterarse de su muerte no supo el por qué.
Lo dejó para evitar su sufrimiento, pero, pero jamás supo que dejó una sensación de vacío que llenó con el incondicional amor de los cachorros.
Ahora paseaba a sus perros; bajo la luna, brillaba como la primera vez, recordaba el cabello de Esa persona, semejante sea su color a ésta, semejante éste era a ella.
Pero para él, él era más valioso que la Luna.
Y él llenó su corazón de una sensación inusual y muy poco común, la sensación del gran e incontrolable amor a una persona.
Esa persona era Hatake Kakashi, su Luna.
