Capítulo 3: El dolor de la memoria

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Ponsacco, Italia (Febrero 1931)

Hacía un frío glacial en Ponsacco y fue a causa de esto que Leandro enfermó. Al ser una persona que suele proteger y preocuparse por los demás, no tuve otra opción más que ir a visitarlo y llevarle algunos tés y medicinas. Al llegar a su casa su aspecto era un poco desaliñado, su cabello estaba sucio y parecía cansado. 

Harry, ¿qué haces aquí? —dijo con la voz un poco ronca.

— ¡Por Dios Leandro! Creo que la respuesta es obvia, vine a visitarte. Traje un poco de medicina y tés —extendí la bolsa con los medicamentos—. Te noto cansado.

Sí, estoy un poco cansado, pero nada grave Harry— dijo tomando la bolsa—. Es solo una pequeña gripe, pero gracias por preocuparte.

Lo miré con preocupación y me quedé afuera de su casa, junto a la puerta, con la intención de no incomodarlo. Al fondo, oí su teléfono sonar.

— Creo que alguien te está llamando, deberías ir a contestar —lo miré.

Pero que buen oído, en lo que me esperas por favor pasa, lamento el desorden él se hizo a un lado para cederme el paso.

Gracias —entré a la casa y tomé asiento en el sofá.

Luego de escuchar el sonido del teléfono fue a contestar la llamada dejando a un lado su cansancio, mientras yo estaba esperando en la sala. Su voz se escuchaba emocionada, como si hubiera recibido buenas noticias. Me quedé esperando un tiempo, sin tener idea de lo que estaba sucediendo. Después de unos cuantos minutos el volvió, su sonrisa era la prueba de que algo bueno había pasado, no quería entrometerme así que solo le devolví la sonrisa.

¡Harry! ¡Harry! —exclamó con entusiasmo.

¿Qué sucede?— lo mire con atención.

Mi hermana — comenzó a toser—. M-mi hermana ha vuelto — expresó emocionado.

¿Tu hermana? —me quedé un poco confundido.

Me había contado que tenía una hermana pero no dio más detalles al respecto, solo sabía que era alguien que estudiaba en el extranjero; no tenía el gusto de conocerla y Leandro tampoco la frecuentaba mucho, por lo que me tomó por sorpresa la noticia.

Sí, ella ha vuelto, debo ir por ella a la estación de tren —dijo mientras buscaba las llaves de su casa.

¡Hey! —me levanté del sofá y me acerque a él—. Espera, no puedes ir así, estás enfermo y el clima no es de lo más cálido que digamos; si me permites, puedo traerla aquí por ti.

Él me miró con un poco de decepción, ya que sabía que no estaba en las mejores condiciones; sin embargo, mi presencia ahí era para ayudarlo en caso de que me necesitará. 

Después de pensarlo un poco él exclamó: 

Te lo agradezco Harry, entonces los espero aquí; tomaré una ducha y limpiaré un poco.

Deberías descansar en vez de limpiar —tomé las llaves de mi auto—. Traeré a tu hermana, no te preocupes —sonreí amable y me acerqué a la salida de su casa.

Antes de salir Leandro me dió algunas de las características de su hermana, era una joven de estatura no muy alta, cabello castaño, piel clara y complexión delgada. Al llegar a la estación, comencé a buscar a la mujer que mi amigo me había descrito; sin embargo tenía la sensación de que estaba buscando una aguja en un pajar. Además las especificaciones que me dió no eran las mejores para buscarla entre cientos de personas, aún así hice lo posible por encontrarla entre la multitud y debo decir, que la confundí un par de veces con otras mujeres, pero mientras la buscaba me preguntaba si ella era alguien que ya había conocido en otras vidas o si sería completamente nueva en mi vida. Después de un largo tiempo de mirar por todos lados y no hallarla, finalmente mi búsqueda se vió recompensada al ver a una mujer que se ajustaba a la descripción que tenía. Me acerque a ella para poder saber si era o no a quien buscaba, o si de nuevo me había confundido.

El espíritu del recuerdo: Hacia el descubrimiento de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora