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Sun apartó de un manotazo la mano de Jimin.

—¿Crees que con un «lo siento» se arregla todo?

Jimin resopló y se pasó la mano por la cara. Sus ojos  la contemplaban inyectados en sangre; demasiada cerveza. Abrió la boca para decir algo, pero la cerró y sacudió la cabeza, irritado.

—¿Y qué queres que haga? Te pedí perdón un millón de veces. No sé qué más queres.

—¡Que contestes a la maldita pregunta con sinceridad! —le espetó ella con una mirada asesina—. ¿Por qué, Jimin? Solo dime por qué.

Jimin suspiró y sacudió la cabeza otra vez. Levantó los ojos hacia ella y se encogió de hombros.

—Ella no significó nada. Ni siquiera recuerdo cómo acabamos en mi coche. Estaba muy borracho al punto que no me enteré de nada. Pasó, y yo me siento como la mierda desde entonces, no soporto haberla cagado contigo Sun, de verdad.

Sun bajó la mirada y agarró con fuerza su bolso, cada vez más convencida de que no había sido buena idea hablar con él. Seguían en la misma espiral de acusaciones y excusas, y no tenía pinta de que fueran a terminar.

Se estremeció cuando Jimin le acarició la mejilla y después los labios, pero esta vez no fue por la anticipación; ahora su contacto le resultaba desagradable. No sabía si era por la rabia que sentía o porque la magia se había roto y ya no notaba esas mariposas en el estómago cuando lo tenía cerca. Ahora solo deseaba que se alejara y le dejara espacio.

—Vuelve conmigo —musitó él, deslizando los dedos por su brazo.

—No puedo. —Suspiró cansada—. ¿Y qué pasa con ella? ¿No te preocupa si para Riah sí significó algo?

—¿Y qué importa? —Su voz era profunda y suave, pero muy fría, como si aquella conversación lo aburriera.

—A mí me importa.

—Pues no debería —alzó la voz. Dejó caer los brazos—. Ella no me interesa. Ni siquiera me gustó. Tú y yo habíamos discutido por el tema de acostarnos. Me fui hasta ese bar y bebí demasiado...

—Y como no pudiste hacerlo conmigo, lo hiciste con ella... ¡con Riah! —Se cruzó de brazos y apartó la mirada. Jimin se acercó y le acarició el hombro. Ella se deshizo de su contacto.

—Sunni, por favor, olvidemos todo este asunto, podemos hacerlo. Yo te quiero.

—Pues vaya forma de demostrármelo —murmuró ella.

—Si me das otra oportunidad, te juro que no te arrepentirás. Seré el novio que te mereces, mucho más. ¡Vamos, cariño, piensa en el futuro! En septiembre irás a la Universidad, estaremos juntos y será perfecto —susurró, sujetándole las caderas—. Tú y yo estamos hechos para estar juntos. Tus padres me adoran y los míos te adoran a ti. Ya soñaban con vernos casados cuando solo éramos unos críos. No podemos hacerles esto.

Sun experimentó una extraña sensación.

—¿Casados? —preguntó alucinada. Era la primera vez que oía esa palabra en labios de Jimin. De repente, sintió vértigo.

—Claro que sí. ¿A dónde crees que lleva lo nuestro? Eres la novia perfecta y algún día serás la esposa perfecta. Mi mujercita, solo mía.

Ella lo miró sin dar crédito a lo que estaba oyendo. La actitud de Jimin era tan cínica que resultaba ofensiva. Se comportaba como si no hubiera hecho nada reprochable.

—No sé, tengo que pensarlo. Para mí no es tan fácil olvidarlo todo —dijo ella, apartando la cara para evitar que la besara.

—No pienses —musitó él, tomándole el rostro entre las manos. La besó en la boca y luego recorrió su cuello con los labios—. Olvida el tema y vuelve conmigo. Sé que aún me quieres —jadeó sobre su piel mientras le deslizaba una mano por el interior de los muslos.

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2023 ⏰

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Limites. - Jung Hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora