CAPITULO 5

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Leo observó con regocijo cómo Rebeka escapaba, sus ojos llenos de terror y lágrimas. Saboreó la sangre en sus labios antes de limpiar su barbilla con la mano.

<<Sera divertido. Sera jodidamente divertido.>>

—Hagamos un trato, marica de mierda —susurró violentamente a Harry "el maricón" Henderson, notando su expresión a punto de derrumbarse en pánico.

Nadie quería problemas con la Cobra.

—Tienes muchos problemas conmigo, y es hora de resolverlos. Hagamos un trato que nos beneficie a ambos.

Harry no contestó, solo lo miró, y Leo casi pudo ver un destello peculiar en sus ojos. ¿Acaso iba a llorar?

La idea de que Harry merecía un castigo más severo le cruzó la mente.

—La chica. Traslada tus deudas conmigo y dame una razón para hacerle daño. Que ella pague tus asuntos malditos.

La incredulidad parpadeó en los ojos de Harry.

—No volveré a joderte, a menos que tú me jodas a mí. Ella pagará todo —afirmó Leo.

Harry observó a Rebeka con ojos desorbitados, pareciendo incapaz de creer lo que estaba ocurriendo.

—Eres un maldito —tartamudeó Harry, aterrorizado.

Leo también la miró por un momento, apreciando sus ojos llenos de lágrimas y miedo. Se veía preciosa.

—¿Tenemos un trato, sí o no? —preguntó, agotado por la situación.

Después de un momento, Harry asintió ligeramente y se alejó corriendo. Rebeka lo observó desaparecer, perdiendo toda esperanza de que él la ayudara. Acababa de ser vendida al diablo.

Leo se dirigió al salón donde tenía clases y entró sin pedir permiso

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Leo se dirigió al salón donde tenía clases y entró sin pedir permiso. La profesora estuvo a punto de reprenderlo hasta que notó quién era. Se estremeció y siguió explicando, tartamudeando ligeramente. Todos bajaron la cabeza cuando se acercó.

Se sentó junto a Max.

—Si vuelves a intentar detenerme una vez más, olvidaré que eres mi amigo —dijo con su voz que solía hacer temblar a los demás.

Max se quedó en silencio, consciente de que era lo mejor.

Recordó las lágrimas de Rebeka, su rostro enrojecido y sus sollozos entrecortados. Era preciosa.

—¿Le pegaste? —preguntó Max, sacándolo de sus pensamientos.

Lo miró, serio y mirando al frente.

Max era lo que podría considerarse su mejor amigo. Casi confiaba en él. Casi.

—¿A quién? —preguntó, fingiendo desinterés.

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⏰ Última actualización: Oct 21, 2023 ⏰

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