Pasantías: Sombras en Hosu

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Mirko: La rata no me mintió sobre tu actitud, mocoso.

Kay: Prefiero que me llames por mi apellido, señorita Mirko.

Sin demora, entré a su casa y noté que estaba un tanto desordenada. Deposité mi maleta del traje en el suelo y, antes de poder reaccionar, esquivé una patada y rodé por el suelo para ponerme de pie de nuevo.

Kay: ¿Atacar por la espalda? ¿No crees que es un poco rastrero?

La mujer sonrió y comenzó a dar saltos pequeños en posición de pelea.

Mirko: Bueno, sí, lo es, pero quiero enfrentar al chico que quedó en tercer lugar en el festival.

Kay: Por favor, no hablemos de eso. No estoy satisfecho con mi desempeño en el festival.

Mirko: Vamos, sabes cuántos darían cualquier cosa por estar en ese puesto.

Mirko se lanzó hacia mí a toda velocidad, lanzando patadas con una potencia asombrosa. Hice todo lo posible para esquivar sus golpes, pero sus movimientos eran verdaderamente intimidantes.

Kay: Sí, pero yo no soy ellos.

Utilicé mi antebrazo con un impulso de energía para fortalecerlo y logré detener una de sus patadas. En un instante, le propiné un golpe en el abdomen que la hizo caer sobre el sofá.

Kay: Parece que eres mejor en espacios abiertos.

Sonreí, pensando que había superado su ataque. Pero antes de que pudiera reaccionar, Mirko desapareció de mi vista y, en un abrir y cerrar de ojos, reapareció detrás de mí. Alcé el antebrazo para protegerme de su patada, pero en el último segundo cambió su objetivo y me golpeó en el torso. Perdí el aliento y fui lanzado hacia la mesa del comedor, cayendo sobre ella sin poder moverme.

Kay: ¡Mierda, eso dolió!

Me enderecé mientras me sujetaba el costado del torso.

Mirko: No te quejes, ni siquiera usé toda mi fuerza. Además, en el festival vi cómo soportaste golpes más fuertes que estos.

Kay: si bueno, su casa termino más desordenada que antes – me pare y comencé a recoger algunas cosas comenzando a hacer limpieza – no es adecuado que una dama tenga una casa desordenada.

Un tiempo después, la casa estaba limpia y recogida. Tomé mis cosas y me dirigí hacia Mirko.

Kay: ¿Dónde voy a dormir?

Mirko: En el sofá.

encogió los hombros y se siento en el sofá.

Mirko: Oye, espera, solo estaba bromeando. Dormirás en la habitación de invitados. Gracias por limpiar mi casa, a veces no tengo tiempo de hacerlo.

Kay: Entiendo, pero hacerlo una costumbre puede afectar tu desempeño en el trabajo. Por cierto, tu ropa está en una canasta, no pienso lavarla, y no... no toqué tu ropa interior. La dejé donde la encontré y nada más.

La mujer se ruborizó, pero su expresión de alivio era evidente mientras observaba cómo subía al segundo piso. Cuando llegué a la segunda planta, me dirigí al cuarto de invitados y organicé mis pertenencias.

Mirko: Mocoso, alístate que nos vamos a patrullar...

La mujer bario la puerta del cuarto

Seraph Kage: Enigma de EnergíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora