Vodka, lluvia y cabello rojo

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Nota: No me gustan los OC vacíos así que aquí les va algo de historia de fondo.

Siento que vamos en círculos con este asunto—dijo Vanya sentada espalda contra espalda con Dee. Le dio un buen trago a la botella de vodka en sus manos para luego pasársela al rubio que imitó su acción.

La situación estresaba demasiado a Dee y éste, a su vez, estresaba a Vanya al punto de querer ahorcarlo.

Ambos decidieron que necesitaban una noche de tragos lejos de todo el mundo donde pudieran simplemente estar tranquilos y hundirse en su miseria.

La chica tenía una vida propia y sus propios problemas y, de no ser por momentos como este y el que Dee resultó ser un buen socio en el negocio de “ayudar” a sus ineptos compañeros de escuela, seguramente ya lo hubiera dejado solo con su drama.

O eso le gustaba decirse a sí misma.

La verdad es que no tenía verdaderos amigos con los qué hablar y, cuando no estaba lloriqueando por su hermanito, Dee era bueno escuchando.

La vida de la chica no era nada parecida a la de Dee, como él había creído cuando comenzó a conocerla. Su madre fue asesinada por su padre abusador quien ahora estaba encarcelado. El gobierno la dejó bajo la tutela de su tía adicta a diversas sustancias y que las mantenía a ambas con dinero obtenido de…servicios que requerían dejar sola en casa a Vanya durante la mayoría de las noches. Otras noches era necesario que Vanya fuera la que saliera de casa y vagara por ahí hasta que su tía terminara de trabajar y limpiara todo.

Hoy era una de esas noches en las que no podía volver a casa hasta que su tía le enviara un mensaje así que no le preocupaba en lo más mínimo embriagarse hasta vomitar.

En otro momento, Dee hubiera sido más sensato y se hubiera detenido en cuanto comenzó a sentir el mundo girar, pero estaba demasiado frustrado y solo quería olvidarse de todo, aunque fuera por unas horas.

Era viernes por lo que su plan era quedarse en el parque bebiendo escondidos entre unos arbustos y árboles hasta justo antes del amanecer. Dee había configurado una alarma en su celular en caso de que se quedaran dormidos.

Todo se arruinó cuando lo que en un momento fueron intermitentes gotas de lluvia se volvieron una tormenta en toda regla que los dejó empapados en segundos.

—Ugg…Nova…Ey, Nova—llamó el rubio arrastrando las palabras. La chica a su lado, apenas consiente, cantaba torpemente algo sobre fuego, lluvia y lanzar gente mientras se atragantaba con el agua que le caía en la cara. —Tenemos que irnos, levántate ya.

—Noooo *hic* no tengo a donde iiir, roid—contestó Vanya girándose a un costado para “ver” a Dee.

—No te puedes quedar.

—Danika no me ha llamado. Prefiero morir aquí.

—Idiota…vamos a mi casa…anda.

Con pasos tambaleantes, Dee arrastró a Vanya, jalándola de ambos brazos fuera de su escondite. Debieron haber ido al cementerio en lugar del parque. Podrían haberse quedado en el mausoleo favorito de la chica, pero no era buena idea ir ahí ahora que estaban mojados. Necesitaban secarse o seguro enfermarían.

—Vamos, coopera o moriremos de hipotermia antes del concierto de Dope—dijo Dee, haciendo reaccionar a la pelirroja quien abrió finalmente los ojos tras entender las palabras de su amigo.

—Dope…no, no me puedo perder el concierto—dijo mientras se levantaba torpemente. Su ropa estaba cubierta de lodo tras ser arrastrada.

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¿Cómo es que lograron llegar a la casa del chico?

Milagro divino, aún cuando los dos eran ateos y no creían en esas cosas.

De alguna forma lograron subir al techo. Dee hizo que Vanya entrara primero para asegurarse que no resbalara y cayera, como a él le había pasado ya una vez.

Su entrada no fue la más silenciosa, pero esperaba que el sonido de la lluvia y los truenos hubiera sido suficiente para ocultar el estruendo de tremendo golpe que se dio la chica al caer dentro de la habitación.

Dee entró, cerró bien la ventana y se giró a su armario para buscar algo de ropa seca para cambiarse. Al hacerlo vio una figura de cabello rojo mojada y cubierta de lodo parada en el umbral de su puerta. La playera que llevaba se le pegaba al cuerpo y sus pezones erizados por el frío se marcaban fácilmente. Sus mejillas sonrojadas y sus brillantes ojos le daban una apariencia tentadora.

—Te enfermarás si no te cambias y te secas pronto, lindura—dijo Dee tranquilamente.

—Estás borracho.

—Ding ding ding je, mereces un premio por acertar—dijo, acercándose con pasos torpes para tomar el rostro contrario entre sus manos, enredando ligeramente sus dedos entre los rojizos cabellos.

—Dee, ¿Qué haces?

—Algo que vengo deseando hacer desde hace muuucho tiempo.

—¿Qué? Esp—los labios del rubio le impidieron seguir hablando. En un inicio fue un torpe choque de bocas, pero Dee redujo la presión para comenzar a mover sus labios de manera provocativa, dejando salir un poco su lengua para dar suaves caricias. —De-ee, mhn…basta. ¡Basta, soy Heavy!

El menor logró separarse un poco de su hermano quien mantuvo sus manos sujetando cada lado de su rostro a pesar de la brusca separación.

—Lo sé—contestó el rubio con una pequeña sonrisa enternecida en su rostro para volver a acercarse, esta vez para unir su frente con la del pelirrojo. —Te amo tanto, Heavs.

Dee intentó acercarse para un nuevo beso, pero fue empujado, esta vez con más fuerza, y terminó cayendo al suelo.

—Agg, ¿Qué? ¿Qué rayos, Heavy?... — Entonces el cerebro de Dee volvió a entrar en funcionamiento. —¿Heavy? ... ¡Heavy!

El mencionado solo veía a su hermano con pánico y un enorme sonrojo que llegaba hasta sus ojeras. Retrocedió lentamente unos pasos y después salió corriendo de la habitación de su hermano dando un fuerte portazo.

—No no no no no no no, por favor, noo—decía Dee desesperado. Se levantó como pudo y fue hacia la puerta de su habitación para seguir a Heavy, pero un sonido cerca de la ventana llamó su atención.

—No me digas que nooo ooo ooooo—cantaba Vanya desde un rincón en el suelo donde se había acurrucado.

—Con un demonio—el pánico de darse cuenta de la tremenda estupidez que había cometido hizo que la borrachera saliera de su cuerpo. Quería ir tras Heavy, pero no podía dejar a su amiga semi inconsciente quedarse dormida toda mojada.

Contra lo que gritaba su corazón, se dirigió de nuevo a su armario y sacó dos cambios de ropa y unas toallas. Primero se encargó de secar y cambiar a su amiga y luego lo hizo consigo mismo. Recostó a la chica en su cama junto a él. Una vez que estuvo seguro que Vanya se había quedado profundamente dormida, comenzó a llorar.

Lo había arruinado todo.

Irresistible PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora