XVIII

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Las dos bajamos del auto para acercarnos a ellos. No sabía qué decir, no esperaba que sus amigos fueran tan... peculiares. Hubiera entendido que el hombre lo fuera, pero el niño.

—Él es Eunwoo

—Es un placer para mi -el hombre me tendió la mano y yo respondí su saludo -que haya aceptado visitarnos

—Te agradezco mucho que me hayan permitido venir, aun cuando mi visita fue de ultima hora

—No es ningún problema -sonrió

Era bastante apuesto, difícil alejar la mirada a la primera.

—Y él es Callahan -señaló al chico

Un niño alto, eso sí, delgado, piel pálida, también con un lindo rostro, pero era un niño, tal vez unos 17 o 15 años.

—Mucho gusto -me dio la mano

—Igual... mente -respondí

—Entremos para dejar nuestras cosas y vayamos al pueblo -Helen parecía muy normal ante todo esto y yo intenté hacer lo mismo y la seguí

La casa por dentro era espectacular. Techos altos, decoraciones hermosas, muebles excepcionales, todo era impecablemente hermoso.

—¿Qué te parece la casa? -Eunwoo se acercó a mi al ser ignorado por Helen y Callahan quienes se saludaban poniéndose al corriente de algunas cosas a unos pasos detrás de nosotros

—Es muy hermosa -dije -pero ¿Dónde están las demás personas?

No había visto a nadie, solo éramos nosotros cuatro. No había ni siquiera un espacio en la entrada que sirviera de recepción.

—¿Las... demás personas?

—Sí, manejar un hotel como este, no es fácil para solo dos personas ¿No?

—Ah -sonrió -no, claro que no, pero como sabía que vendrían, decidí... darles vacaciones a todos

—¿Todos?

—Sí, quiero que todos ustedes disfruten este lugar a sus anchas

—Entiendo

Era increíble tener todo el lugar para nosotros solos.

Al final nos dejaron en las que serían nuestras habitaciones y nos dieron un momento para desempacar algunas cosas y tal vez sentarnos un momento a descansar, pero yo lo aproveché para salir de mi habitación e ir a la de Helen.

—¿Qué te pareció tu habitación? -preguntó con una sonrisa

—Linda -dije -pero ¿Por qué no me dijiste que uno de tus amigos es... un niño?

—¿No te agradó Callahan?

—No es que no me agradará, es solo que es, desconcertante que un chico de su edad sea parte de tus amigos, normalmente sus temas de conversación no coinciden con los de personas de nuestra edad ¿Sabes?

—No Callahan -me miró

Había estado sacando la ropa de su maleta, pero se tomó un momento para ponerme atención.

—Él es un hombre de más de 300 años en el cuerpo de un niño de 16

—No bromees

—No bromeo -sonrió -es en serio, su manera de pensar no coincide con su edad

—¿Cómo es que se hicieron amigos de un chico de 16 años?

—Solo pasó, un día solo lo encontramos, comenzamos a hablar y nos entendimos. Callahan odia pasar tiempo con chicos de su edad porque los considera unos idiotas, sus temas le aburren, así que siempre prefiere platicar con personas más grandes que él ¿Te molesta que tenga 16 años?

—Un poco, no por la edad, me preocupa que pueda sentirse incomodo con nuestras conversaciones o nuestro ritmo

—No te preocupes por eso, él es como uno de nosotros, ya lo veras

Y así fue, me impresionaba la actitud de Callahan.

Habíamos salido al pueblo a comer algo en algún restaurante y durante la conversación, él participaba activamente y siempre haciendo comentario muy bien atinados conforme al tema. Era... raro ver a un chico de 16 hablando como un hombre de 30 o más años, pero fue cierto, al final no recordé su edad y la conversación fue amena hasta el final, hasta que regresamos a casa.

Por la noche, justo antes de ir a dormir salí de mi habitación para ir a la cocina por algo de beber, así que caminé por el pasillo, pero terminé deteniéndome frente a la puerta de Helen. Me pegué a la madera y escuché más claramente como ella estaba vomitando.

—Helen ¿Estás bien? -la llamé desde afuera, pero claramente no obtuve ninguna respuesta, claro que no -voy a entrar

Abrí la puerta y entré sin esperar a que ella me diera autorización. La puerta de su baño estaba abierta y era la única luz en toda la habitación que estaba encendida, así que fui hasta el baño donde la encontré a ella tirada sobre el suelo, con la cara en el inodoro mientras sacaba todo lo que llevaba en el estómago.

No dije nada, simplemente me acerqué a ella para peinar su cabello en una coleta con la liga que yo llevaba en mi muñeca y acariciar su espalda mientras esperaba que terminara.

—¿Te sientes mejor?

Ella se recargó en la pared después de bajarle al baño.

—Un poco

—¿Quieres que te traiga algo?

—Un poco de agua, por favor -sonrió

—Ahora vuelto, entonces

Nada de esto era raro. El haberse enfermado del estomago no es algo que sea raro, pero lo era. En esta casa en realidad, muchas cosas eran raras y de eso me daría cuenta conforme pasaban los días. 

Eris (ChaEunWoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora