3. Tan obediente, mi Kookie

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Vemos una película de terror. La más sangrienta y asquerosa que encuentro porque ahora soy incapaz de ver otra cosa. Si viésemos una romántica como sugirió Tae, me volvería loco viendo parejas teniendo sexo e imaginando todo lo que podría hacer con su papá, además la idea de ser follado por el Sr. Kim no resulta cómoda si me encuentro sentado al lado de su hijo.

No porque me asusten mis ideas, sino porque podría notar mi erección. Eso sería vergonzoso y él podría sacar una conclusión errónea.

Cuando la película termina, Tae me muestra los folletos de las universidades a las que está postulando, los requisitos que piden y conversamos sobre nuestros intereses a futuro. Por un rato nos quedamos en su habitación escuchando música y poniéndonos al día con nuestras vidas, hasta que comienza a hablar de ese tema que tanto me desagrada: Kim YuGyeom, el amigo de JiMin.

Hace un par de semanas que no deja de molestarme con él, insistiendo con que salgamos los cuatro. He rechazado la invitación una y otra vez, pero Tae no quiere entender que YuGyeom no es el tipo de chico que me gusta. Por lo que aceptar salir con él es darle una idea equivocada y no deseo hacer eso, mucho menos ahora.

—Voy a bajar a la cocina a beber algo —digo, cuando Tae se pega en su teléfono—. ¿Quieres que te traiga algo?

Son un poco más de las once de la noche y Tae parece estar esperando una llamada. Yo por mi parte planeo ver por unos minutos al Sr. Kim, de preferencia a solas, antes de que se vaya a dormir. No quiero que piense que soy un adolescente inocentón y cobarde que no se atreve a ir por él.

—No. Estoy bien.... Gracias, Kookie —dice distraído, contestando su teléfono y lanzándose a su cama. El tono meloso con que dice Hola, me confirma que es JiMin.

Me tomo mi tiempo en bajar las escaleras y mi cuerpo completo tiembla por la anticipación, sintiéndome tan nervioso como emocionado. No sé qué va a pensar el Sr. Kim cuando me vea aparecer por su oficina, así como tampoco sé que podría querer o esperar de mí.

Y la verdad es que, también estoy un poco asustado.

Avanzo por el pasillo que lleva hasta su oficina tan silencioso como puedo y cuando compruebo que la luz se asoma por debajo de la puerta me detengo ahí.

Las manos me sudan.

Apenas se escuchan ruidos desde el interior. Quizá está muy ocupado y sinceramente no deseo molestarlo, pero todo mi cuerpo parece gritar que él estará muy feliz de volver a verme. Por eso golpeo la puerta dos veces, con la ansiedad fundiendo mi sangre.

Todo el ruido de segundos antes desaparece y la casa se sumerge en un completo silencio.

—Señor Kim —susurro, dando otros dos golpecitos.

Escucho pasos mesurados que se intensifican a medida que se acerca a la puerta, mientras mi pulso se vuelve loco y mi respiración se torna errática.

Siento como si mi corazón fuese a estallar en el centro de mi pecho.

Finalmente, el padre de Tae abre la puerta.

—¿Kookie? ¿Dónde está Tae? —pregunta, prácticamente en un susurro. Sus ojos arden y parecen quemarme con su poderosa mirada.

—Él cree que baje a buscar algo para beber... Solo tengo unos pocos minutos —balbuceo con las manos sudadas.

En el segundo exacto en que él confirma que estamos solos, el aire cambia entre nosotros. Los ojos del Sr. Kim se vuelven oscuros y hambrientos, aumentando groseramente el deseo que recorre todo mi cuerpo.

Sr. Kim (JinKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora