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Luego de que mi clase de encantamientos terminarse me dirigí al patio, estaba desolado y habían al menos unas 5 personas distribuidas a lo largo del gran pastal verdoso.
El sol era fuerte y yo me senté en una de las bancas bajo un gigantesco árbol de brindaba sombra y aire fresco, tome uno de mis libros y empecé a leerlo grabándome algunas palabras para mi ensayo de herbología.
—Brook, por fin te encuentro. —un rubio ojigris paró su caminar frente a mi.
—Hola Draco, te noto emocionado. —ladee la cabeza, en su rostro había una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos tenían un brillo especial.
—¡Potter terminó con Ginevra! —chillo en voz baja.
—Pensé que nunca ocurriría, esa chica era algo intensa. —hice una mueca.
—Pero hay un problema, ¿que pasa si no le gustan los hombres? Estoy haciéndome miles de emociones y...
—¡Malfoy! —antes de poder terminar la frase, la voz del miope lo corto.
Sonreí mientras lo veías acercarse, no se notaba molesto y no tenía esa típica mirada que le brindaba siempre a Draco en cambio, poseía una mirada suave y sus facciones estaban relajadas.
Aún así no pude dejar pasar por el alto el movimiento nervioso de sus manos y pequeñas gotas de sudor cayendo sobre su frente y a los lados de su cabeza.
—¿Podemos hablar? —llevó su mano a su cuello, deteniendo su caminar frente a nosotros.
—Claro, ¿Brook? —el rubio me observó, pidiendo permiso.
—Está bien, ve, te veré luego. —lo anime brindándole una sonrisa.
Harry me sonrió en respuesta y ambos se alejaron a paso rápido hacia Merlín sabe donde, volví mi mirada a mi libro y tome mi agenda, escribiendo algunos párrafos que podían servirme para terminar mi ensayo.
Seguí escribiendo un par de cosas más y la tarde había llegado, era la hora del almuerzo y vi como la mayoría de alumnos habían desaparecido de donde antes se encontraban.
Me dispuse a caminar hacia el Gran Comedor, apreté los libros más contra mi brazo. Mientras caminaba podía sentir como alguien me seguía tal vez solo era mi imaginación.
—¿Por que tan solo, bonita? —di una pequeño salto en mi lugar.
—Fred, George. —salude a ambos, volteando hacia ellos.
—¿Vas al gran comedor? —interrogó el mayor, asentí.
—Vamos juntos, ¿Te parece? —George alzó una ceja.
—Claro. —acepte dándole una sonrisa.
Seguimos con nuestro caminar, ellos caminaban sonrientes y con sus manos metidas en sus bolsas, mientras que yo me encontraba sería y caminando a paso firme.
Algunos estudiantes que se encontraban regados en los pasillos nos miraban y murmuraban entre ellos. Odiaba que todas las personas aquí fueran tan chismosas.
