Capítulo 1: Tú

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Era una mañana soleada de escasas nubes y cielo azul. En la segunda planta de una vieja casa de piedra dormía Aurora plácidamente, con una leve sonrisa en sus labios. La dulce brisa de primavera se colaba por la ventana, haciendo ondear las cortinas a su paso. Era una mañana tranquila, de aquellas en las que te quedas observando cada detalle de lo que te rodea.

El estruendo de una campana tintineando rompió la calma del lugar... y el sueño de Aurora. La joven se despertó abruptamente, sin entender del todo qué ocurría. La campana volvió a sonar segundos después, seguido del grito de su madre desde la planta de abajo:

-¡Aurora, ya está aquí Lucas! ¡Baja!

Aurora suspiró. Como todos los días, Lucas anunciando su llegada había sido su despertador. Por una parte lo agradecía, porque estaba segura de que de no ser por él, se quedaría durmiendo hasta bien entrada la mañana. Sin embargo, siempre le sacaba de un emocionante sueño y aquello le resultaba un tanto irritante. A pesar de ello, Aurora sentía amor hacia el chico y no le gustaba hacerle esperar, de forma que se levantó de la cama desperezándose y empezó a cambiarse de ropa.

-¡Aurora, cómo es que no estás lista aún!- su madre entró en la habitación bruscamente, abriendo la puerta de par en par.

Aurora se tapó como pudo, ya que estaba medio desnuda cuando su madre entró.

-¡Mamá, me estoy vistiendo! ¿Sabes llamar a la puerta?- gritó de vuelta, irritada.

-Todos los días igual, haces esperar al pobre chico- masculló su madre mientras se marchaba y entornaba la puerta de la habitación.

-Yo no le he pedido nunca que venga- replicó Aurora por lo bajo.

Lucas y ella se conocían desde hacía 3 años, cuando coincidieron en las fiestas del pueblo. Por aquel entonces, Aurora mantenía una relación tensa con sus amigas de toda la vida, de forma que se sentía más a gusto estando con su hermana mayor y sus amigos, a pesar de que no tuviera ganas de estar allí. Uno de esos amigos era Lucas, que por su expresión corporal y la distancia que mantenía con el resto de las personas, Aurora dedujo que se sentía tan fuera de lugar como ella. Fue ese el motivo por el que decidió acercarse a hablar con él y descubrió a una persona tranquila, comprensiva y con los pies tan poco puestos en la tierra como ella. Después de aquel día se vieron muchas otras veces y construyeron una relación dulce e inocente entre los dos.

Los primeros meses fueron preciosos: conociendo a una persona, escribiendo sobre ella y creando recuerdos. Sin embargo, el paso del tiempo hace que veas a esa otra persona como es de verdad, tras ese velo del enamoramiento que distorsiona la realidad. Aurora se dio cuenta de que habían muchos ámbitos en los que ambos no coincidían y muchas otras cosas donde no se entendían. Lo que más le pesaba a la joven eran las pocas ganas de ver mundo que tenía el chico, su conformidad y su monotonía; aquello de lo que Aurora quería escapar. A pesar de ello, Aurora pasaba un buen rato con el chico y sabía que era normal tener dudas en una relación, al mismo tiempo que se imaginaba la mala reacción que tendría el chico si le comentara alguno de sus pensamientos. Simplemente, no tenía la valentía, al igual que no tenía la valentía de decirle a su familia que no le gustaba estudiar, ni decirles a sus amigas todo el daño que le habían hecho a lo largo de toda su vida.

La joven bajó las escaleras sin mucho ánimo, cogió un trozo de bizcocho de la cocina y se dirigió a la puerta. Como siempre, Lucas le dedicó su mejor sonrisa cuando la vio bajar las escaleras del portal. Se dieron un furtivo beso y comenzaron a andar.

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2023 ⏰

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