Profesora Granger; Hermione Granger 🔞

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Pedido por: Alison-Hargrove
Espero que te guste

Marshall Malfoy Greengrass, la única hija mujer del matrimonio formado por Draco Malfoy y de Astoria Greengrass. Se nota que es una serpiente por su personalidad tan sarcástica, egocéntrica, borde, pero también es valiente que aunque sea una de las virtudes de Gryffindor, creo que todo el mundo, de diferente casa es valiente y no solo los leones lo son. Incluso algunos de esa casa no lo son en fin.

La profesora Granger se encontraba a punto de empezar su clase cuando la pequeña Malfoy entró como si estuviera en su casa ganándose que todas las miradas se posaran en ella.

Marshall: ¿Qué miráis? —preguntó con tono muy borde haciendo que dejaran de mirarla, se sentó en su sitio y susurró —Idiotas.

Hermione: Señorita Malfoy, está usted castigada… —Marshall iba a hablar pero la profesora Granger la mandó a callar. —Usted no puede entrar así como sí estuviera por su casa y mucho menos insultar a sus compañeros.

Malfoy sabiendo que sí hablaba lo único que ganaría es que el castigo aumente por lo que fingió que se cosía la boca y dejó dar la clase y prestó atención o más su atención estaba en el escote de la profesora Granger con la cuál tiene fantasías sexuales todas las noches.

Cuando la clase terminó, todos los alumnos se fueron a comer, menor Marshall que se acercó a la profesora Granger con una cara de fastidio.

Marshall: ¿Qué me va a poner a hacer? ¿Revisar exámenes como los otros profesores?

Hermione: Usted señorita Malfoy vaya a comer y cuando termine viene y no te pondré a revisar exámenes, sino algo mucho mejor —le dió una sonrisa inocente.

Marshall: Okey, profesora Granger —Salió del aula sintiendo un dolor en el estómago, esa sonrisa le había transmitido algo que nunca en su vida había sentido.

Comió como pudo, los nervios seguían en su estómago. Volteó a verla a la mesa de los profesores y la extraño no verla allí, no le dió importancia creyendo que estaría preparando su castigo y así lo era pero no como ella lo pensaba.

Minutos más tarde se encontraba tocando las puertas del despachó de Granger, cuando escuchó que le daban permiso entró y pegó un brinco al sentir como las puertas se cerraban de manera automática y con los pestillos. Caminó hasta el despacho y tragó saliva al ver a la profesora con los pies encima del escritorio con los primeros botones de la camisa desabrochada dejando ver sus pechos cubiertos por el sujetador de encaje negro. Marshall se mordió los labios mirando fijamente a ese lugar con ganas de llevarse uno a la boca. La profesora Granger la hizo sentarse en la silla y la pequeña Malfoy obedeció. Hermione se levantó y se acercó a ella.

Hermione: Tengo un castigo para usted que sé que le va a encantar —puso el hechizo silenciador y la cogió de los hombros. Se los acarició cada vez bajando más hasta los pechos de la menor, está comenzaba a respirar con dificultad.

Marshall: ¿Qué castigo sería ese? —preguntó con dificultad y con los ojos cerrados disfrutando de los toques de su sexy profesora.

Hermione: Ya lo veras. Ahora quiero que te desnudes y te sientes en el escritorio —le dijo en el oído con la voz ronca. Marshall obedeció, su sueño se iba a cumplir y nadie lo iba a joder. Después de quitarse la ropa y sentarse en el escritorio, Hermione le abrió las piernas y la miró a los ojos, sus pupilas estaban llenas de lujuria y con ganas de follarse a su alumna. Con dos de sus dedos acarició la feminidad de la menor, le besó los muslos escuchando los jadeos de la menor.

Marshall: Profesora Granger, quiero que me folles… —Estaba muy caliente, eso se le notaba en los ojos y su feminidad empapada.

La profesora Granger la penetró con cinco dedos, sus dedos salían y entraban de la vagina de su alumna con rapidez mientras que sus labios mordisqueaba la entrada. Marshall tiró al suelo todo lo que había en el escritorio y se acostó, una de sus manos se apretaban los pechos y la otra se encontraba en la cabeza de Hermione para que no separará.

Embestidas más tarde la pequeña Malfoy sentía que se iba a correr y en ese momento la profesora Granger se detuvo y la llevó a la cama. Se desnudó y empezó a hacer la tijera, brincaba sobre su alumna la cuál gemía sin pudor alguno al igual que su profesora.

Así estuvieron hasta que se corrieron. Marshall cerró los ojos creyendo que todo había acabado pero pobre. Eso era solo el principio de una tarde llena de orgasmos en todas las posiciones que te puedes imaginar y las que no creías que eran posibles.

One shot of Harry Potter girls Donde viven las historias. Descúbrelo ahora