Si le preguntaran a Jaehyun, el definitivamente habría preferido un millón de veces más quedarse en casa, junto a su adorable novio, pedir algo de cenar y quizás más tarde hacer algo más, muy a su pesar, aquí estaba, otra de las muchas fiestas de Taeyong a las que se veía arrastrado. La música y las risas de todo el mundo llenaban el lugar y el ruido comenzaba a taladrarle la cabeza. Nunca había sido fanático del ruido, sin embargo, a Doyoung le gustaba mucho asistir a este tipo de reuniones, por lo que no le quedaba de otra que aguantar. También podía negarse a ir, por supuesto, pero la idea de que su novio fuera sin él lo volvía loco.
Acabó con su bebida de un solo trago y giro la mirada en dirección a donde había visto a su conejito por última vez. Pudo sentir como todo su cuerpo se tensaba y la manera en que apretó su mandíbula le resultó por demás dolorosa, pero eso no importaba, su Doyoung no estaba más junto a la piscina. Escaneo todo el patio rápidamente, pero no había ni rastro del pelinegro, pronto movió su atención a la habitación en la que se encontraba, pero Doyoung tampoco parecía estar ahí, ni él ni...
Una alarma se encendió en su cerebro, maldita sea no, no podía ser. Tratando de no llamar demasiado la atención comenzó a caminar fuera de la habitación, rápidamente ubico las escaleras que llevaban al segundo piso de aquella casa, las subió lentamente, no queriendo hacer ningún tipo de ruido. Todas las luces estaban apagadas, el lugar estaría completamente a oscuras de no ser por aquella pequeña rendija de luz que podía observarse bajo la última puerta de pasillo.
El baño, pensó. Se acercó con pasos sigilosos hasta quedar de frente a la puerta, para darse cuenta de que de hecho, esta no estaba completamente cerrada. Había una pequeña rendija que le permitía ver lo que estaba sucediendo dentro.
Su pequeño novio se encontraba sentado sobre el lavamanos, cabello desordenado, su camisa desabotonada había caído por sus sonrojados hombros, por lo que podía observar la esbelta espalda a través del espejo. Sus delicadas manos se aferraban al cuello del más alto, quien se encontraba devorándolo como si estuviera desesperado.
Sus manos se apretaron en puños a sus costados, sus ojos furiosos sin poder apartar la mirada de aquella escena. Bien pudieron pasar horas hasta que aquellos dos al fin se separaron. El rostro de su bonito novio se encontraba completamente sonrojado, sus ojitos brillaban y sus labios rojos e hinchados rogaban por ser besados de nuevo.
Un quejido abandono los labios del pelinegro cuando sin cuidado alguno el más alto lo bajo del lavabo y lo volteo inclinándolo sobre él. Fue entonces que el menor lo noto, sus ojos se encontraron a través del espejo mientras que quien se encontraba detrás de su novio le bajaba los pantalones, completamente ajeno a la mirada que ambos se dirigían.
Un gruñido se atoro en su garganta cuando noto la ropa interior de su novio, era aquel conjunto de encaje transparente que él le había regalado, aquel que tanto le gustaba verle usar. Llevo sus ojos de nuevo a él, quien no había dejado de mirarlo, Jaehyun pudo observar diversión en los ojitos llorosos del menor, quien le sonrió de lado antes de que un fuerte gemido abandonará su garganta, el hombre tras el había entrado de una sola estocada y ahora lo embestía de manera rápida y dura. Llevo una mano hasta la boca del pelinegro para callarlo y que nadie más pudiera escucharlos.
Muy tarde, pensó Jaehyun, dedicándole una última mirada a su pareja entes de darse la vuelta y comenzar su camino a la parte de abajo de nuevo.
- Jae, ¿Has visto a Johnny? — Bueno, claro que lo había visto. De solo pensarlo le hervía la sangre de nuevo, sin embargo, negó mientras que comenzaba con un nuevo trago. Taeyong pareció decepcionado, era el hermano menor de Johnny y mejor amigo de Doyoung. - Juro que lo vi hace rato con Doie en la piscina, pero simplemente desapareció, por cierto, ¿Dónde está Doyoung? - El castaño sonrió de lado ¿Qué pensaría Taeyong si le dijera?
- Subió al baño, no debe de tardar. — Contestó lo más desinteresado que pudo, el rubio asintió y se alejó, aun buscando entre la multitud a su hermano. Continuo con su bebida hasta que sintió el brazo contrario rodeando el suyo. Miró al menor de reojo, su ropa de nuevo se encontraba en su lugar, perfectamente acomodada. Se veía tan perfecto como cuando habían llegado y el único recuerdo que quedaba de su pequeño encuentro en el baño era lo rojo de sus mejillas. — Estas borracho. — Dijo en un tono bajo, para que nadie lo escuchara. Una pequeña risa abandono los labios del pelinegro.
- Correcto, lo estoy. - Dijo simplemente. El castaño miró la hora en su muñeca, era tarde, lo mejor era que regresaran a casa. Deslizó una mano hasta la espalda baja del menor, dándole un ligero empujón para que comenzará a caminar.
Doyoung normalmente se hubiera quejado acerca de porque debían de irse tan temprano, sin embargo, hoy no lo había hecho. Se dejó guiar hasta la puerta por el mayor, quien había tomado su mano. Afuera hacía frío, por lo que Jaehyun se quitó su saco, acomodándolo sobre los hombros del más bajo antes de salir.
- Hey, ¿Ya se van? — La voz del rubio menor llamó la pareja, que se detuvo con la puerta a medio abrir. — ¿Por qué tan temprano? - Pregunto Taeyong llegando hasta ellos con un puchero en el rostro, Johnny venia detrás de él. Jaehyun quiso golpear su rostro cuando noto que estaba comiéndose con la mirada al menor de todos, como si el no estuviera ahí.
- Es tarde para Jae, la edad no le permite estar despierto hasta tan tarde. — Bromeó el pelinegro, obteniendo risas de ambos rubios. Jaehyun suspiro pasando sus brazos por la cintura de su novio, atrayéndolo hacia él. El más bajo rodó los ojos, pero aun así se acurrucó en sus brazos.
- Vamos, quédense, aunque sea un rato más. — Pidió el pequeño rubio. Jaehyun llevo una mano a su rostro, sobando el puente de su nariz, preguntándose cuanto tiempo más podría contenerse.
- Prometo venir a verte pronto Tae. — Dijo el pelinegro, soltándose de su agarre para despedirse de su amigo, y del hermano de este, por supuesto. Estaba seguro de que sus dientes chirriaron cuando Johnny había arrastrado a su Doyoung a un abrazo apretado y susurrado algo en su oído. Pudo ver como las mejillas del más bajito se coloreaban de rojo. Maldijo para sus adentros, ansiando por fin largarse de ese lugar.
Finalmente el rubio mayor soltó a Doyoung y Jaehyun le dirigió una última mirada de odio para salir del lugar.
Entraron a su auto sin dirigirse la palabra, aun así, Jaehyun se aseguró de que el menor estuviera cómodo. Sabía que pronto iba a quedarse dormido y no quería que terminará sintiéndose adolorido. Aventó los zapatos y el bolso de Doyoung a la parte de atrás y puso el auto en marcha.
- ¿Sabes Jae? — Escucho la suave voz del pelinegro, lo miro de reojo, aún mantenía los ojos cerrados, se veía hermoso. — Todo el tiempo pensé en ti. — Sus manos se apretaron al volante con más fuerza de la necesaria. Doyoung se enderezo en el asiento y lo miró con esos preciosos ojos brillantes que lo volvían loco. Cuando Jaehyun se dio cuenta el menor ya estaba desabrochando su cinturón y sus pantalones. Se levantó un poco sobre el asiento para que Doyoung pudiera bajar sus pantalones y su ropa interior.
Su miembro duro como una roca se irguió contra su vientre, el viento frío que se colaba por la ventana lo hizo soltar un grave gemido. No sabía cuánto tiempo llevaba duro, seguramente desde que noto que su novio no estaba en donde lo había dejado. Se orilló en la carretera para detenerse, no estaban pasando muchos carros, pero no quería arriesgarse.
Apenas alcanzo a detener el auto por completo cuando el menor ya se había inclinado sobre él, acariciando su eje con ambas manos, antes de meterlo a su boca. Las imágenes de lo que había sucedido en el baño llegaron a su cabeza. Llevo su mano al cabello de Doyoung. Era su perdición, estaba seguro.
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Perdition (Jaedo)
FanfictionEl cuerpo dejo de moverse al fin, conto hasta diez antes de finalmente aflojar el agarre en el pálido cuello. Ojos brillosos y sin vida lo observaban. - ¿Jae? ¿Estas aquí? ‒ Finalmente se quito de encima del cuerpo cuando escucho los pasos de su co...