09: 𝐃𝐀𝐘𝐒²

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Había perdido la cuenta de cuántos días llevaba metido en aquel mugroso calabozo; Chimuelo se encontraba a su costado izquierdo, bajo su ala dormitaba la furia luminosa. Ambas bestias estaban débiles, las habían privado de agua y de comida, y la hembra apenas y podía levantarse de su lugar.
Las torturas hacia ellos tres habían comenzando apenas abordaron el barco, los golpes hacia los dragones, mantenerlos amordazados e incluso clavarles navajas cuando no se comportaban o intentaban protegerlo; Chimuelo había sido el más afectado, y el que más luchaba por mantenerlo a salvo y eso afectaba al peliblanco en demasía, sobretodo cuando lo obligaban a salir de la celda y debía escuchar los gruñidos de su amigo alado como una súplica a que no le hicieran daño.
Pero por supuesto, nadie a bordo haría caso a los tontos rugidos y gruñidos de una bestia estúpida, o eso fue lo que le dijeron.
Él no comprendía nada, absolutamente nada de lo que ocurría con Grimmel y su extraña obsesión hacia su persona; el más alto le había contado su propia historia, como si de un maldito cuento se tratara, había dado cada detalle de su vida pasada, incluso supo cosas que jamás pensó saber. Como el nombre de su hermana.

— La pequeña Emma, la recuerdo a la perfección— explicó, mientras comía una manzana frente a él y caminaba a su alrededor—. Una niña amigable, tenía lindos ojos, y un cabello fascinante. Muy ingenua también.

Jack apretó la mandíbula y se removió, intentado zafarse de aquellas cuerdas que apretaban sus manos entre un mástil y su cuerpo, evitando cualquier forma de escapar.

— Pero bueno, es normal que un niño a esa edad lo sea, tenía apenas nueve años, su hermano mayor había muerto por su culpa y su madre apenas y la miraba sin sentir repulsión hacia ella.— El corazón de Frost se encogió y comenzó a sentir como se le formaba un nudo en la garganta— Fue sencillo que viniera conmigo, ¡ni siquiera lo pensó!

— Detente.— Suplicó, agachando el rostro y no queriendo oír el desenlace de aquella historia.

— Fue una tonta, una pobre niña tonta que sólo quería volver a sentir amor.— Tomó en un puñado los cabellos blancos de el más bajo y lo obligó a mirarlo y a escuchar sus últimas palabras— Lloró mucho cuando le demostré mi amor, Jack Frots.

— ¡Ya basta, por favor!— rogó y suplicó entre un llanto desenfrenado; las cuerdas comenzaron a congelarse y la madera del barco también. Grimmel enarcó una ceja, sin quitar la sonrisa de superioridad de su rostro.

— Justo así.— Acercó su rostro hacia el del pálido, su nariz rozó el rostro ajeno y susurró:— Justo así, me suplicó tu pequeña hermana.

Y el hielo cubrió el barco por completo.

🌑🌘🌗🌖🌕🌔🌓🌒🌑

— ¡Detente ahí jovencito!— los gritos de su madre ni siquiera lo hicieron dudar, caminó con más determinación, a pesar de que su costado ardiera como el mismo infierno, y terminó de preparar a el dragón que había escogido para que reemplazara a Chimuelo mientras lo buscaba.

— ¡Hiccup, por favor!— Astrid se interpuso en su camino y lo miró suplicante.— Por favor detente, ya hay gente buscando por cielo, mar y tierra a Chimuelo; estás herido, no harás más que estorbar, entiéndelo.— Tomó el rostro de el mencionado entre sus manos, acarició sus mejillas y depositó un suave beso sobre los labios de el vikingo.

— Si no te mueves, te voy a mover.— Rugió, su rostro serio y un aura amenazadora comenzaba a emanar de él, se alejó de la rubia, y se giró a ver los que estaban tras su espalda.— ¡Que ninguno, ni ninguna, se atreva a detenerme o no respondo de mi!

El pueblo entero guardó silencio, incluso Bocón; jamás habían visto a el jefe de Berk tan molesto, ni tan seguro, de si mismo. Hiccup Haddock acababa de demostrar, en todo su esplendor, que la sangre de Estoico el Vasto corría por sus venas con aquella determinación, valentía y seguridad; ninguno fue capaz de detenerlo después de aquello, ni siquiera Astrid había partido a su siga, demasiado asustada y sorprendida por la nueva persona que había conocido. Aquel muchacho amable, alegre, bondadoso y de noble corazón se había extinguido justo en el momento en el que aquella espada atravesó su cuerpo y sus amigos fueron capturados bajo sus propias narices.

Las horas de vuelo fueron rápidas, se dedicó a rebuscar por todos los lugares en los que había estado, recorrió de norte a sur, y de oeste a este su mapa, frustrandose cada vez que encontraba lo mismo, absolutamente nada. Al atardecer se encargó de recorrer el mar, el largo e infinito mar, si aún no llegaban a tierra (como se había confirmado), definitivamente estarían en el mar, y cuando aquella explosión resonó por todo el oceano, supo que los había encontrado. Ordenó a la bestia que montaba aumentar la velocidad y volar hacia aquel sonido; al llegar divisó tres barcos rodeando a uno totalmente congelado, los rugidos de Chimuelo fueron los que los incitó a él y al dragón que lo acompaña, a abordar la nave, no sin antes lanzar unas llamas hacia aquellos que buscaban conectar las naves para proteger a su lider y mantener a los prisioneros con ellos.
Se lanzó de el dragón antes de que este siquiera llegara a tocar la madera y soltó un quejido ahogado en cuando una punzada lo atravesó a través de la herida; cuando se recompuso y miró a su alrededor, todos, o al menos la mayoría) yacían inconscientes sobre el frío suelo congelado, incluso Grimmel, así que con rapidez buscó entre los calabozos, uno por uno, no le tomó mucho tiempo encontrar a su amigo alado amordazado, le sonrió y corrió hacia él, quitó las sogas y lo abrazó con fuerza.

— También te extrañé, amigo— le hizo saber a el furia nocturna, que lo miraba con ojos brillantes y le ronroneaba sin parar.— Debemos salir de aquí, ve a arriba y busca a Jack, yo sacaré a tu amiga.

Chimuelo ni siquiera dudó en obedecer, salió a cubierta y comenzó a olisquear el lugar, y no tardó en dar con aquel cuerpo desmayado que se encontraba aún sujeto por cuerdas, caminó hasta él con rapidez y cuando estuvo a su lado comenzó a ronronear y acariciar el rostro de el chico con su hocico para despertarlo. Jack abrió los ojos con pesadez, y le sonrió leve a aquel par de enormes ojos verdes brillantes que lo miraban.

— Sal de aquí, yo estoy bien— murmuró, ganándose un nuevo ronroneo y una nueva caricia.— Vete, iré detrás de ti.

— De eso me aseguraré yo.

Y él juró estar alusinando con aquella voz, lo había empezado a hacer desde hace un par de días, así que comprendía que finalmente se estaba volviendo loco; pero cuando sus manos fueron soltadas y su cuerpo cayó sobre el del otro finalmente se dignó a subir la mirada, y ahí fue cuando azul y verde se volvieron a encontrar luego de largos días de agonía y sufrimiento.

— Lo sabía, volví a morir.— Bromeó Frost, y Haddock soltó una risa antes de ponerse de pie y ayudar a Jack a levantarse, paso uno de sus brazos por sus hombros para ayudarlo a mantener el equilibrio y comenzó a caminar con rapidez fuera de el peligro.— ¿Cómo me encontraste?— preguntó, sin apartar su mirada de el perfil de el moreno.

— Te dije que vendría por ti, ¿no?— le susurró, volviendo a conectar sus miradas, Jack le regaló una enorme sonrisa, y no pudo evitar que las lágrimas se acumularan en sus ojos.

— Te dije que vendría por ti, ¿no?— le susurró, volviendo a conectar sus miradas, Jack le regaló una enorme sonrisa, y no pudo evitar que las lágrimas se acumularan en sus ojos

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Este es uno de mis capítulos favoritos (ignorando a Grimmel, por supuesto).
Anhelaba tanto el reencuentro de Hiccup y Jack, no pude mantenerlos más capítulos separados, lo siento.
Espero les haya gustado, háganme saber si hay faltas de ortografía, si les gustaría que mejorara en algo, lo que sea. Yo los leeré siempre.

YOU FOUND ME [ʜɪᴊᴀᴄᴋ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora