𝗗𝗮𝘆 𝟭 | ᴛᴏᴍᴀᴛᴏ 🍅

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¿Que no será tan malo? Apenas es el primer día y Sunghoon ya se quiere tirar por la ventana.

Si hay algo que el menor odia con todo su ser son los tomates. Simplemente con la mención de ellos ya le dan arcadas, y con solo olerlos siente que puede morir intoxicado. Algo un tanto exagerado, pero es para que se hagan una idea de cuánto los repudia. Ni siquiera lo acepta como salsa de tomate, la pizza es la excepción. Pero, por lo demás, todo lo que lleve tomate es un gran NO en negrita y mayúsculas para él.

Heeseung sabía esto, así que estuvo buscando algún plato delicioso que lleve tomate, pues ya que obligará a Sunghoon a comerlo, al menos que sea algo rico.

Y es así como preparó tomates rellenos de carne picada, una receta sencilla que encontró por internet.

Abrió dos tomates y sacó todo el interior, dejándolos como si fueran dos pequeños recipientes sin contenido alguno. Con los restos hizo una salsa de tomate que mezcló con la carne picada en la sartén. Una vez preparado y condimentado, rellenó ambos tomates con la carne y lo dejó gratinar en el horno durante 20 minutos.

Una explosión de tomate hecha con amor y cariño para su lindo y quisquilloso novio.

Aunque a ojos de Sunghoon solo veía dos bombas de veneno preparado por un sádico y sensual Heeseung que seguramente debe estar disfrutando de su sufrimiento.

Nada más el mayor puso el plato enfrente suyo, Sunghoon tragó duro, y puede jurar que hasta empezó a sudar bastante de los nervios.

¿Debía comerse eso? Alzó la mirada del plato hacia Heeseung en búsqueda de una respuesta a su pregunta, y ahí vio al mayor asentir con una amplia sonrisa en su rostro.

—No habrán mimos hasta que termines —recordó Heeseung para incitarlo a comer, cosa que funcionó, pues Sunghoon tomó los cubiertos dispuesto a empezar.

El tiempo pasaba tan lento para el menor mientras cortaba un poco de tomate. O quizás era él haciendo movimientos lentos, no lo sabe. El caso es que ya tenía en el tenedor un pequeño trozo de tomate junto a un poco de carne con salsa.

Antes de llevárselo a la boca, entró en un debate interno consigo mismo mientras Heeseung lo miraba expectante. Comenzó a calcular cuanto tiempo puede aguantar sin mimos y dulces para ver si puede evitar por unos días la situación en la que se encuentra ahora mismo. También pensó en lo que podría pasar si ruega para dejar de seguir con ese malvado plan. Quizás Heeseung se enojaría, o tal vez se decepcionaría mucho al verlo rendirse. Sunghoon puede soportar sin problema a un Heeseung enojado, pero decepcionarlo es algo que le partiría el alma por completo.

Quería llorar de frustración al no tener más opciones, y el mayor se dió cuenta de ello. Se estaba resistiendo mucho para no tirar el plato al suelo y mimar a su lindo novio. Pudo aguantar al recordarse que es necesario por el bien de Sunghoon.

Entonces, ocurrió.

Sunghoon llevó el tenedor a su boca y empezó a masticar lo que había tomado. A los pocos segundos, su expresión de asco y sufrimiento fue reemplazada por una sorprendida.

—Está rico... —soltó algo impresionado de que eso que odiaba supiera tan bien.

Los ojitos de Heeseung brillaron de emoción—. ¿Verdad? Hoonie, el tomate cocinado es mil veces mejor.

—Entonces creo que sería el crudo el que no me gusta —afirmó mientras seguía comiendo bien gustoso.

Verlo comer sin separar nada era como poesía visual para Heeseung. Se sentía muy orgulloso y satisfecho de haber logrado con éxito ese primer día, así que acarició la cabecita del menor a modo de recompensa.

—Lo hiciste bien, Hoon. Nunca te obligaré a comer tomate crudo porque a mi tampoco me gusta.

—¡Genial! —y tras esa exclamación, Sunghoon dejó los cubiertos para limpiarse la boca porque quería algo antes de seguir disfrutando de su almuerzo, y con solo alzar un poco la cabeza poniendo morritos, Heeseung supo que era.

Rodó los ojos algo divertido por cómo Sunghoon pedía las cosas, y rápidamente unió sus labios en un tierno piquito que hizo a Sunghoon sonreír victorioso para luego seguir degustando ese delicioso manjar.

El premio por haberle dado una oportunidad al tomate era esa tarde de películas que no llegaron a hacer el día que fueron al médico. Incluso Sunghoon pensó que el mayor le daba el doble de cariñitos al haber cumplido el día uno. Es por eso que se auto convenció de que tal vez esa semana comiendo cosas que odia no sería tan mala después de todo.

Probaría cosas nuevas que resultan ser deliciosas y recibiría mucha atención de su novio. Algo como eso no puede ser malo.

Pero no tengan muy en cuenta esas palabras, cuando vea lo que hay mañana va a olvidarse de todo.

Día1, tomate:

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