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[flores moradas saltan de la bugambilia, seguramente fue por que me vieron llorar.]

˳;; bugambilia ᵕ̈ ˚:

— ¡mutō! — un hombre de mediana estatura y cabellera negra se acerca feliz a abrazarlo al llegar a la sala previamente preparada para su reunión. — años sin verte, mírate. — el héroe llorón luce pulcro, sonriente con una apariencia que no topaba en nada al rubio chillón que conoció en su adolescencia, el hombre ahora ocupaba un muy alto puesto en bonten junto manjiro y draken, quienes igual se acercaban formalmente a saludarlo.

a pesar de los tipos de negocios a los que iban a llegar, el ambiente se le era extrañamente... conocido, como si fuera una vieja reunión de pandilleros jóvenes que buscaban escapar de sus propios problemas y vida en forma de peleas o travesuras, era ver de vuelta a los tres rubios que fueron sus amigos, curiosamente, ahora todos eran pelinegros (incluyéndose) menos manjiro, quien lucía igual de cansado que siempre.

— buenas noches. — saluda serio, a la sala privada; los gemelos kawata, kisaki tetta, y keisuke baji llegan igualmente, dispuestos a dar inicio a sus tratos y negocios, pues había uno que otro problema con bandos contrarios. — ¿podemos dar inicio?

˳;; bugambilia ᵕ̈ ˚:

— una última cosa mutō — detiene su caminar, quedando al borde de la puerta, dispuesto a regresar a la fiesta donde seguramente su esposa grababa mil y un vergonzosos videos para tiktok. — tendrás a alguien de los míos comenzará a trabajar para ti, como forma de poder establecer cierto vinculo, cualquier cosas, él me lo dirá, hay confianza, sé que se llevarán bien, como viejos amigos. — comprende completamente el punto de manjiro, pues aún el fiarse el uno del otro no era sencillo.

— mañana temprano lo esperaré en la oficina, manjiro.

— dime mikey, para eso somos socios. — el mayor hace una cordial reverencia para finalmente retirarse de ahí.

todo había salido bien, sin mencionar que el hecho de ya conocerse ayudó a apaciguar el ambiente, pensaba francamente que sería catastrófico, pero no, realmente la vida de adulto llegó fuertemente a inmaduros adolescentes que llegó a conocer, pues mikey había tomado rienda total sobre los asuntos, y takemichi ya no lloraba hasta por respirar, era sorprendente.

de él no sabría decir si había un cambio, siempre fue callado y pacífico, quizá ahora lograba ciertamente lograr entablar más conversación, solo eso, pues estar a la cabeza de una cadena de hoteles era francamente tener que dar entrevistas y desenvolverse con naturalidad frente a otra gente poderosa.

el aliento dejó su cuerpo cuando pudo ver la alta silueta de su esposa hablar con la mirada filosa y penetrante de un pelirrosa. ¿qué hacía? ¿dónde se metía? ¿era muy tarde para ir por cigarros y no volver?

apenas se encogió de hombros y se dió la vuelta dispuesto a huir, la chillona voz de su mujer llegó a él.

— ¡mutō, cariño, ven! — "mierda" pensó, más bien; pensaron.

suspiró pesado, e hizo caso a su esposa, quien cuando llegó a su lado, se aventó a él colgándose de su brazo infantilmente, yasuhiro tuvo que colocar su brazo en la cintura de la chica para evitar que cayera. pero de algo estaba seguro, y era de que estaba evitando a toda costa los ojos azules del pelirrosa, que lo miraba con una ceja alzada, como si se preguntara qué pasaba.

su mente era un caos pues de reojo notó la mirada llena de... enojo, del menor, que por cierto, lucía jodidamente hermoso, tras analizarlo tanto a lo lejos como ahora (evitando verlo directamente a la cara) con una camisa negra, junto un bello corsé que acentuaba su cintura, adornada por pequeñas cadenas con toques de pequeñas cruces, unos pulcros pantalones de vestir entubados, junto unas preciosas botas de plataforma, joyas caras y uñas largas pintadas de negro con caras piedras en las mismas, que resaltan con el delicado maquillaje de su rostro, solo llevando pequeños toques de sombras negros con rojo (combinando perfectamente con los rubíes y el color protagonista de su ropa) y una tenue tinta de labios rojiza tirando a rosa, que no se notaba con fuerza, siendo acompañado el conjunto por aretes pequeños que no le quitaban protagonismo a la hermosa gargantilla y rubí de corazón, todos esos detalles que simplemente que lo hacían lucir precioso.

bugambilia ;; musanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora