Satoru a veces, y muy a su pesar, deseaba volver el tiempo atrás y haber cambiado de carrera Universitaria cuando tuvo la oportunidad. Su alarma sonaba con vehemencia desde las 6:30 de la mañana, sin embargo, él era de ese tipo de personas que tienen 100 alarmas con un intervalo de 5 minutos cada una, lo hacía con la intención de que llegara un punto que el bullicio lo hartara tanto que no tuviera más remedio que levantarse de su cómoda y muy costosa cama.
Ésta vez esta estrategia no funcionó en lo más mínimo, había llegado ayer a su casa después de una guardia nocturna agotadora, al parecer hubo alguna fiesta que se salió de control y al menos 10 adolescentes llegaron al hospital con síntomas claros de una sobredosis con alguna droga barata. Sacarlos del shock no fue algo fácil sabiendo que eran tantos en el mismo estado y por ello agradecía tanto a las enfermeras del turno, sinceramente no podría hacer nada sin ellas.
Más sin embargo, el ajetreo, el estrés y la preocupación hicieron que su cansancio se elevara a mil, cosa que lo descolocaba un poco, ya que a pesar de estar tantos años ejerciendo creía estar acostumbrado a este tipo de situaciones, tal vez sucedió porque no pudo evitar reflejar a su hijo Megumi en esos chicos, tener en casa a un adolescente no era sencillo, aunque se sentía afortunado de que no le gustara este tipo de ambientes, eso le quitaba un gran peso de encima.
Y hablando de Megumi, fue justo él el que terminó de sacar a su padre de los brazos de morfeo, odiaba el sonido tan alegre de las alarmas de su papá.
---Papá, levántate, ya ha sonado tu teléfono 7 veces, me está desesperando. --- decía mientras movía su hombro para terminar de despertarlo y a su vez apagaba la maldita alarma de una vez por todas --- Ya son casi las 9 de la mañana, voy a llegar tarde al colegio.
Satoru nada más escuchó la hora mencionada por el azabache y saltó de la cama para alistarse. Debió estar en el hospital a las ocho en punto y de paso llevar a Megumi al colegio, se maldecia internamente.
Se dio un baño express, y lo odiaba, porque tenía una rutina matutina que trataba de seguir al pie de la letra todos los días para empezar su jornada con la mejor de las actitudes, estar en un lugar tan absorbente emocionalmente durante 8 horas o más le quitaba energía, y no soportaba estar con un humor de perros en consulta.
Se vistió con la mejor ropa que vio, y no se molestó en arreglar su cabello, no tenía tiempo. Agarró su bata blanca del perchero que tenía específicamente para ella y salió de su habitación para bajar a la cocina donde Megumi lo esperaba con su uniforme listo para su jornada estudiantil.
---Buenos días, pequeño, discúlpa que me haya quedado dormido, estaba realmente agotado. --- Dijo mientras bajaba las escaleras con rapidez y al llegar se acercó al adolescente dándole un beso rápido en la coronilla provocándole una mueca de disgusto, sin embargo fue remplazada rápidamente por una pequeña, muy pequeña sonrisa. -- ¿Te hiciste algo de desayunar? Porque si no podemos comprar algo que te guste en el camino, o puedo dejarte dinero para que compres algo en tu colegio. -- Fue a la nevera para tomar un vaso de agua, ya después desayunaría algo, ahora le importaba más que su hijo y él estuvieran a tiempo en sus respectivos recintos.
---Solo tomé café negro y tosté un bagel con queso crema .--- Decía el menor colgándose de los hombros su bolso escolar de cuero negro, le gustaba mucho.
Satoru hizo una cara de asco al escuchar el "desayuno" de su hijo. Él era más de desayunos recargados de azúcar, y en su mente solo había cabida para el café si tenía cantidades exorbitantes de leche y el endulzante. Sus pacientes diabéticos se molestarían muchísimo con él si supieran este hábito. Río para si mismo, Megumi tenía los mismos gustos de su madre.
---Bien, entonces andando antes de que sea más tarde.--- Tomó las llaves de su camioneta, su bolso donde tenía todo lo necesario para el trabajo y sus siempre fieles lentes de sol, esperó que el menor saliera para cerrar la casa con seguro y dirigirse al automóvil para emprender camino.
En menos de diez minutos estaba estacionado al frente del colegio del Gojo menor, en el camino le preguntó sobre su sueño y sobre cosas que no habían podido conversar debido a su agotamiento. Intentaba todos los días en ser cada vez más cercano a él, no lo habían pasado precisamente bien hace ya algunos años, desde la muerte de su esposa inevitablemente habían cambiado muchas cosas en su relación padre e hijo, pero se esforzaba por cambiar eso.
---Ya estamos, disculpa de nuevo por levantarme tan tarde hoy. --- Gojo le da una sonrisa torcida a modo de disculpa y frotó su pulgar en el dorso de la mano blanquecina de su hijo. Él recibe una sonrisa pequeña y ladina, y los ojos celestes semejantes a los suyos propios lo miran con entendimiento.
---Está bien, no te preocupes, papá, de todas formas creo que todavía estoy a tiempo para la primera clase. Nos vemos en casa. --- Abre la puerta del auto para bajarse y antes de cerrar por completo le desea un buen día. Un bonito sentimiento le llena el pecho, era muy raro que Megumi dijera ese tipo de cosas por su cuenta, tenía que rogarle de rodillas para recibir un poco de su cariño, literalmente.
Decide esperar en la entrada hasta que pase por completo al recinto, ve a su pequeño retoño reunirse con un chico muy sonriente con un color de cabello extraño, y lo que le pareció aún más extraño es que este lo abrazó y el azabache le devolvió el gesto. Gojo miraba sin poder creer este suceso e hizo una nota mental de preguntarle sobre ese chico cuando estuviera en casa.
Ahora sí pudo seguir su ruta hacia la edificación hospitalaria donde ofrecía sus servicios médicos, no era usual que manejara con una velocidad elevada, pero estaba terriblemente atrasado, no le gustaba hacer esperar a sus pacientes, y por ese mismo desespero no supo divisar en que momento una moto negra abarcó su campo de visión, pisó el freno del automóvil por pura inercia y gracias a Dios lo hizo a tiempo para no crear una catástrofe, pero a pesar de ello eso no evitó que el motorizado cayera al asfalto por el choque entre los vehículos
El galeno tuvo que dar un par de respiros para calmarse del susto antes de salir de la camioneta para ver el estado de la persona con la que había colisionado, temía que le hubiese pasado algo grave, aunque a medida que iba a acercándose le tranquilizó ver que traía casco, una chaqueta y un pantalón lo bastante gruesos como para que el asfalto le haya creado heridas por fricción, aunque su vestimenta no evitaba los traumatismos o fracturas. Decidió atenderlo lo más rápido posible.
---Joder, ¿estás bien? ¿Puedes entender lo que te digo?. --- Sonaba bobo lo que le estaba preguntando pero eso le ayudaba en saber si estaba consciente y ubicado en el momento. Vio que la persona estaba intentando levantarse y rápidamente lo apoyó en el proceso para acto seguido ver como se quitaba el casco, afortunadamente sin mucha dificultad, y al dejar su cara descubierta Satoru Gojo se quedó sin palabras y con su miocardio trabajando más de lo debido.
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Hola, me presento, mi user dice BoottyChim, pero pueden decirme May, seré la encargada de llevar a cabo esta historia que se me ha ocurrido literalmente de la nada.
Pero así surgen las mejores ideas, ¿no?
Esta será mi primera historia sobre esta pareja tan hermosa, y también será mi primera historia con varios capítulos, solo he escrito un one Shot, pero esta vez quise arriesgarme y salir un poco de mi zona.
Si hay algún error o incoherencia les doy de antemano una disculpa, aunque trataré de que no suceda, igual pueden dejarme en los comentarios cualquier observación.
Trataré de que los capítulos sean largos, espero que mi imaginación me lo permita, pero lo más probable es que así sea. También trataré de actualizar tan seguido como la Universidad me lo permita
Espero que disfruten la lectura tanto como estoy disfrutando escribir esto ♡
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𝐂𝐑𝐎𝐒𝐒𝐄𝐃 𝐏𝐀𝐓𝐇𝐒 - 𝐒𝐮𝐠𝐮𝐬𝐚𝐭𝐨
RomanceGojo Satoru, un excéntrico Doctor de renombre en el área de la salud en Japón, con muchos conocimientos e investigaciones con gran prestigio, muy inusual en galenos de tan poca edad. Pero, a pesar de conocer todo sobre la anatomía, su corazón sigue...