«por el día aparentan ser solo personas normales.
Jóvenes cuyas únicas preocupaciones son los estudios, las tareas y tener tiempo para salir con sus amigos.
Y adultos poco interesantes con algún trabajo aburrido, subsistiendo y pagando las factura...
Corría lo más rápido que podía entre callejones desolados, acompañado por una fuerte y agitada respiración salida de su boca, se estaba quedando sin aliento.
¿Como habían llegado a esto? ¿En que momento se torcieron tanto las cosas? Preguntas que se sentían como martillazos sin control sobre su ya muy cansada cabeza.
Todo había empezado tan mal, luego comenzó a ir bien y luego ¡Bam! Mal otra vez, incluso peor que al principio, luego parecía que las cosas estaban mejorando y de repente todo se puso tan extraño, hay tantas cosas que ni siquiera sabía por qué no estuvo ahí en primer lugar.
Solo estaba seguro de una cosa que en ese momento, estaban todos en peligro ¿Por que? Simplemente por confiar en la persona equivocada, esa había sido su perdiccion o lo sería si no hacían algo.
No tenía idea de dónde estaban sus amigos o si quiera si seguian con vida ¡Ni siquiera sabía si la mitad podrían recuperar el control sobre sus propios cuerpos!
Se sentía patético huyendo, como si nada de lo que pasó le haya hecho tener siquiera un poquito de crecimiento personal.
¿Realmente podía culparse? Después de descubrir las atrocidades cometidas por su nuevo enemigo, miedo se quedaba corto ante lo que sentía Alex en ese momento.
Cayó al piso, miro su tobillo al sentir algo reteniendolo y tal como pensaba una cadena de metal se había enrollado alrededor de su pie provocando la caída.
Pasos se acercaban, hacia atrás y ahí estaba, la persona causante de todos los problemas, el origen del mal, aquel al que le dieron su confianza y quien no dudó en preparar lápidas con sus nombres en cuanto se entero de que su pequeño teatro de mentiras acabó cayendo.
El chico se levantó y creo un sable de hielo, destrozando la cadena con dos cortes precisos.
Se reincorporo lo más rápido que pudo y se puso en guardia, temeroso al no saber que ases en la manga tendría su enemigo.
-¿¡Por que hace esto!?...todos confiaban en usted...¡Incluso yo! ¿Esto realmente le traerá felicidad?...-
El contrario sonrió, una risa suave y juguetona pero con tintes malvados salió de su boca.
-oh querido....-
Los ojos del chico se abrieron de la sorpresa, observo con miedo y asombro el alzar de una imponente criatura que salía de detrás de su enemigo.
-lo único que me traerá felicidad es dejar de perder mi tiempo con todos vosotros de una vez por todas...-
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Un chico ingreso en la habitación, en una de sus manos portaba una libreta de color celeste con el dibujo de un gran sol de color amarillo situado en la portada.
Se sentó en una silla de terciopelo azul, con ruedas y colocada frente a un escritorio blanco.
El joven tenía el cabello rubio y bastante alborotado, los ojos de un color azul oscuro, vestía una sudadera azul del mismo tono que sus ojos y con la frase "Good Walking" escrita en letras blancas y colocadas la altura del pecho, también portaba un pantalón chándal de algodón gris claro y unas zapatillas deportivas blancas, con la suela naranja y adornada con rayas rojas similares a las de un tigre.
