decisiones

867 64 1
                                    

Mina se acurrucó en el pecho de Nayeon y presionó su rostro contra la tibia piel. Tenía el cuerpo totalmente sensible y cansado, solo quería que la mayor la consienta como solía hacer después del sexo. Eso era una de las cosas que la hizo enamorarse de ea cuando eran más jóvenes. Desde la primera vez que estuvieron juntas, la mayor se encargaba no sólo de que consiga su placer, sino de que se sienta como una princesa después de hacerlo. Nayeon quería demostrarle sin palabras que para ella no era solo sexo. La llenaba de dulces besos y caricias, le daba cumplidos y se aseguraba que le hubiera gustado. Si era necesario, incluso la ayudaba a limpiarse y vestirse de nuevo. Adoraba mirarla, y aunque nunca hablaron de esos momentos dulces entre ambas, terminaron por volverse parte de su rutina. Mina suspiró complacida al saber que ahora le tocaba volver a disfrutar del lado tierno de Nayeon y cerró los ojos. Se relajó al sentir mas familiares caricias en su cabello y una mano posarse con cariño sobre su cadera.

— ¿Te gustó? — susurró la mayor sobre su cabeza — ¿Fue bueno para ti? — Mina rió y levantó la mirada.

— Estuviste perfecta.

— ¿Era lo que esperabas?

— Solo quieres que lo diga, ¿cierto? — Nayeon sonrió tímida al ser descubierta —. Fue mucho más de lo que había imaginado. No me puedo mover.

Nayeon sonrió, engreída, y la presionó más cerca aún.

— No tienes porque hacerlo. Te quiero aquí.

— Eres consciente de que aún hay una fiesta abajo, ¿cierto?

— En un par de horas los echaré a todos. Quiero estar contigo.

La rubia estiró los labios y recibió un dulce beso.

— Eres más buena que antes, si eso es aún posible.

— ¿Ah, si?

— Sí. Me vuelves loca. — susurró.

Con pereza, Nayeon acarició la cadera de la menor, subiendo para tocar la curva de su delicada cintura, y maravillándose con la amplitud en su trasero. Era totalmente perfecta, mucho más que en sus fantasías. Nunca se cansaría del cuerpo de Mina, y de repente, se llenó de celos de todas las personas que la habían tenido de esa forma en los últimos años. Se enojó también consigo misma, porque si no la hubiera dejado, seguiría siendo la única. Su agarre de volvió un poco más rudo, posesivo, y Mina lo notó.

— ¿Pasa algo?

La vergüenza de haber sido descubierta se hizo presente en su rostro. No le gustaba incomodar a Mina con sus celos tontos, y en el pasado había hecho un trabajo excepcional para esconderlos.

— No...

— Te conozco. Dime qué paso.

— Es ridículo.

— Nada es ridículo si viene de ti.

Le dio un pequeño pico en sus labios. ¿Acaso podía ser más perfecta?

— Es que... me puse celosa — Mina no pudo evitar reírse, y Nayeon se puso más roja —. Viste, te dije que era ridículo.

— ¿Celosa de qué, yeon?

— ¿No me vas a mirar raro?

— No.

Suspiró para seguir hablando. No podía creer lo débil qué era ante la menor y lo fácil que le resultaba a ella conseguir hacerla obedecer en todo.

— Celosa de todas las que te han visto desnuda mientras yo no estaba.

Mina se rió más fuerte sin poder evitarlo. Si, era tonto, pero le resultaba verdaderamente adorable que Nayeon haya pensado en eso. La mayor hizo un puchero.

teenage dream 𔘓 minayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora