provocación

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Mina se estaba divirtiendo de verdad. La tensión qué acumuló durante los últimos días se había disipado, y estaba pasando un buen rato bailando con sus amigos. Se alegraba de verlos a todos juntos luego de tanto tiempo, y de tener una oportunidad de despejarse del trabajo. Además, en más de una ocasión había atrapado la mirada de Nayeon fija en ella, y sentirse deseada de esa forma luego de muchos meses encendía fuego en su interior y elevaba su emoción.

No había hablado mucho con ella. En realidad, se había pasado gran parte de la noche con Momo y Dahyun, bailando como si fueran adolescentes de nuevo. En ese momento, se encontraba pegada a Dahyun, moviéndose con sensualidad, y recibiendo los gritos de ánimo de su amiga a cambio. Mina podía ser sexy sin intentarlo demasiado, y eso era algo que sus amigas sabían y trataban de sacar a la luz, recalcandole siempre que estaba “desperdiciando su potencial”.

— Oye, ¿pasó algo con Nayeon? — la voz de Momo (casi gritando) en su oído la sobresaltó.

— No, ¿por?

— Porque lleva hora y media comiéndote con los ojos.

Mina se sonrojó y agradeció qué las luces estuvieran apagadas, porque hicieron menos notorio el calor en su rostro.

— Estás imaginando cosas.

— ¿Puedes ser sincera conmigo?

— Lo soy, Momoring.

— ¿De verdad no pasó nada entre ustedes en secundaria?

— ¿A qué viene todo esto? — Mina comenzó a ponerse a la defensiva. Momo la sujetó por los hombros, y Dahyun observaba la escena con curiosidad.

— Era un tanto obvio que había algo. Aunque como nunca las vi hablarse en el colegio, no sabía si de verdad se gustaban, o solo era mi imaginación.

Dahyun estiró su cuello por sobre el hombro de Mina, y Momo rápidamente le dio un golpe en el brazo.

— No seas obvia.

— Nayeon está mirando — la menor soltó con una sonrisa.

— Tendrá curiosidad sobre lo que hablamos, es todo — contestó Mina —. No nos ha visto en seis años.

— Ya, pero me pidió que le avise cuando llegaras — replicó Dahyun —. Ni siquiera se mostró muy interesada en los demás. Es obvio que te estaba esperando a ti, recién salió de la cocina cuando llegaste.

— Coincidencia. Estaba con su hermana.

Momo bufo.

— Si sabes porque los chicos dejaron de molestarte el último año, ¿cierto?

— Maduraron, supongo — tres de sus compañeros llevaban meses incomodando a Mina. Ella no lo consideraba tan terrible y detestaba pedir ayuda, pero sus comentarios subidos de tono la hacían sentirse vulnerable y furiosa a la vez, y lo detestaba.

— Nayeon los amenazó. — el rostro de Mina reflejo genuina sorpresa, y Momo soltó una risita.

— Se supone que les dijo que nadie podía saberlo, pero yo lo vi de casualidad. Todos respetaban a Nayeon, y luego entre esa gente se comenzó a saber que eras su protegida. Por eso nadie volvió a meterse contigo, ni a intentar algo siquiera. La gran mayoría pensaba que simplemente te había elegido al azar porque te vio vulnerable, pero yo te conozco y conozco la forma en la que miras a alguien cuando te gusta, y por eso siempre sentí que ahí hubo algo más.

— Yo nunca...

— Es obvio que no te diste cuenta, eras demasiado inocente en ese aspecto. Según tú, todo el mundo era bueno porque sí. Aparte, Nayeon se encargó de hacerlo discreto, yo mismo no creo que lo hubiera notado de no ser porque la escuché de casualidad, y a partir de ahí comencé a prestarle más a atención a todo lo que hacía.

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