✿ • Capítulo IV • ✿

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Abajo es arriba, arriba es abajo.

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El aroma del recién cortado césped al sol matutino; bellos recuerdos, viejos momentos.

Esperan abiertas las puertas del parque temático de la locura.

Tomó aire y lo dejó escapar lentamente, cuando se lo terminó, volvió a abrir los ojos.

De nuevo ahí, frente al espejo, tenía el reflejo tierno e infantil, pero pequeño, de una edad que tuvo hace bastantes años. Y que ahora, por alguna surrealista y sobrenatural razón, había recuperado.

Negó mirando ese reflejo que no era suyo, o que no quería reconocer como suyo. Se llevó las manos al rostro y palpó los rasgos que había perdido al madurar, pero que ahora estaban ahí como si nunca se hubieran ido. No, eso no podía ser. ¡No podía ser! ¿Dónde estaban sus hermosas ebras castañas, perfectamente recortadas, suaves y lisas, de un tono más oscuro que el de Frisk que casi parecía negro? Sus dedos tocaron el cabello un poco revuelto, corto y de café claro. Volvió a negar, ¿Dónde había quedado su altura de adolescente rebelde que la hacía ligeramente más alta que Asriel? Trago saliva. Sus manos bajaron hasta su pecho, donde en lugar de encontrarse con dos senos turgentes y redondeados que le llenaran las manos sólo había planidad propia de un cuerpo que apenas va a desarrollarse.

El cuerpo infantil de una niña de doce años.

El suyo.

—¿Por qué a mí? —se había dicho golpeando su cabeza contra el espejo.

Chara sintió una punzada de desesperación en la boca del estómago. Antes, mucho antes de la llegada de Frisk, había bromeado diciendo que si pudiera regresar a una edad específica de su vida, sería a los doce años, cuando no tenía responsabilidades y todos los días eran alegría y felicidad, así se pasaría todo el día jugando, contando chistes malos y haciendo bromas pesadas por teléfono a Grillby… fue gracioso entonces, pero en ese momento, ante la realización de esa fantasía, lo único que podía sentir era desencanto y hasta cierto temor por lo que estaba viendo, por cómo se estaba viendo.

Pero aún le faltaba tratar el tema principal: su madre.

¿Por qué ella la trataba tan… extraño? ¿Por qué actuaba como si no la conociera? ¿Por qué la trataba como una desconocida a la que apenas está conociendo? ¿Por qué se puso a llorar cuando le dijo su nombre? ¡¿Por qué le preguntó su nombre para empezar, si se supone que ella ya lo sabe?! ¡¿Por qué parece como si su sola presencia le doliera?!

Al despertar ese día, ella le hizo una última revisión; asegurándole que saldría ese día de su habitación, puesto que aparentemente, lo único que le fallaba era la movilidad corporea, lo que se podía solucionar haciendo un poco de ejercicio físico. Chara no hizo ni el esfuerzo por decirle a su progenitora que no era la fuerza lo que le faltaba, sino la magia de su cuerpo la que le permitía mantener a raya a su reflejo y enfrentarla en el Último Corredor cuando ésta estaba por terminar la Ruta Genocida. No, no valía la pena el esfuerzo, ya había dejado en claro que no le creería, y posiblemente la rentendría más tiempo en esa habitación y ella necesitaba salir ya, necesitaba ver a su hermano, ahora que sabía que su madre estaba bien debía serciorarse de que Asriel también lo estuviera, buscar a su padre y descubrir la verdad tras los extraños acontecimientos de esta Línea Temporal… algo tenía que hacer.

Lo más raro de esa revisión fue que, al terminar, la guardiana de Las Ruinas le pidió que la esperara ahí hasta que ella regresara, pues tenía que preparar el desayuno. Le resultó extraño que se lo pidiera de forma tan amable y gentil cuando casi siempre le dictaba las cosas a modo de orden. O igual se lo pedía empero en forma violenta que más parecía una amenaza.

✿ Stay With Me ✿  [SS! Chara x Classic Sans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora