Al fondo de la garganta

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Izuku abrió la puerta del cuarto y dejó que pase lo que tenga que pasar en ese cuarto. Pues Katsuki no perdía una invitación a una noche de motel gratis con alguien como él.

—Prometo solo masturbarte, no creo que tengamos algo para hacer un anal... —le avisó el mayor que solo tenía mano al frente de su entrepierna.

—¿Quién te dió permiso de asumir las cosas?

Le sacó la mano de su miembro y lo motivó a meterle un dedo, solo uno para probarlo, para sentirlo por adentro. Sacando de la mesita de luz del motel una botella de lubricante y unos condones que ofrecían en recepción.

Recuerda haberse subido encima suyo y saltar como si estuviera montando un animal, tambien recuerda haber estado debajo contra la cama hablando de como era un pedazo grande el que le estaba metiendo. También estuvo en los bordes de esta misma sentado, de frente con pecho a pecho y ambos en el sofá... Recuerda haberlo besado en el pasillo también, pero ya tenían toda la cara llena de labial, también los hombros, el pecho, las manos, el cuello. Estaban llenos de ese color rojo por cada minúscula parte de su cuerpo.

Le robaba los besos, lo tomaba por el mentón y se aferraba a él, buscaba su calor, se apretaba y cada vez que lo veía alejarse iba a por él y le rogaba otro beso, otro chupón y otra mordida.

Lo dejó marcado de besos con labial, con mordidas, estaban llenos de saliva, la cama era un desastre y quizás había un par de condones por el piso, y a veces no era seguro si siquiera habían usado condón.

Le jaló del pelo, haciendo que su cabeza retroceda y de un jalón lo volvió a llevar contra su cadera, sentía como tocaba el fondo de su garganta, sintiendo como lento perdía todo el control y se dejaba llevar a pesar de la clara falta de aire. Pasó sus manos por sus musculosos muslos y llegó a su trasero, en cada mano apretando con fervor ambos glúteos, amasando ambos a ojos cerrados.

El mayor le acariciaba la cabeza, hacía fuerza y tenía total control del movimiento de su retroceso o acercamiento.

Dejaba su lengua pasear por todo su miembro, incluso clavando sus uñas en su piel cuando sintió una embestida seguida de muchas más. Pensaba que solo lo iba a besar, lamer un poco y que luego lo penetraría, pero ese hombre estaba agarrando de su cabello y gozando de los gemidos que transmitían constantes vibraciones en su pene.

Katsuki no se estaba arrepintiendo de nada de lo que decidió hacer esa noche. Solo hacía el trabajo que tenía que hacer mientras se resfregaba contra las piernas de él.

Ese hombre solo lo empujó y, de un rato a otro, lo dejó tirado en la cama desnudo, él se iba a volver a sentar, buscando explicación. El rubio pudo levantarse de su posición cuando él se puso encima suyo, masturbándose frente suyo con fuertes gemidos, casi gritando de placer, sudado por el calor con gotas cayendo en su cuerpo formado, un cuerpo bronceado que se teñía en la luz morada y azul que entraba por la ventana abierta.

Lamió los bordes cuando el mayor le puso el glande en la boca y eyaculó en su lengua con un largo quejido, y de una inesperada embestida sentía su propia erección dejar una larga y espesa gota de presemen.

No sabe bien por dónde fue la cosa, pero terminó con la cara en almohadas, con el culo empinado y gritando el nombre de otro, uno que no iba a recordar.

"Deku, deku, deku, deku...", iba repitiendo una y otra vez.

"¿Qué mierda es eso? Ya cállate", recuerda que él preguntó eso... No sabe si le respondió, solo recuerda que en ese momento la cabeza de su miembro había tocado el punto correcto y que gritó con la saliva saliendo de su boca por el costado en la comisura. Terminó eyaculando en las sábanas, masturbándose de nuestro, metiéndose los dedos de nuevo.

Garganta profunda ⟨Dekukatsu⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora