¡Muah!

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AYYY QUE RICO CHAAKAAAALLL SUBEME A TU MOTO PAPIII😻😻

Solo sabía que no se iba a olvidar de esa noche.

Quizás no debió haber decidido salir una noche de sábado, ¿pero como se podría arrepentir?

Menos cuando lo tenía entre sus piernas de esa manera.

Poco a poco empezó a abrir sus ojos, con la mirada borrosa trataba de centrarse en algo. Su teléfono no dejaba de sonar, quería apagarlo y no tener que escuchar el horroroso sonido de la llamada entrante.

—Como sea medianoche... Lo mato... —susurró, despacio y lento mientras entre jadeos se desperezaba, bostezando. Con un brazo buscando el teléfono por la cama.

Bajó el volumen y atendió, con los ojos cerrados, cegado por la luz proveniente del pasillo que se colaba entre la puerta levemente abierta. Alguien se quejó al lado suyo.

Solo habría un tarado capaz de llamarlo a las una y media de la mañana en plena noche de sábado.

—Kirishima... —respondió perezoso, esperando una respuesta coherente que no le haga maldecir haber nacido.

"¿Nos puedes venir a buscar...?", fue la oración que le hizo gruñir audiblemente con rabia.

El silencio fue tenso después de que se empezó a quejar, y la música de fondo no lo hacía mejor. Kirishima solo lo llamaba para irse cuando habían perdido toda forma de escaparse de una fiesta, y solo querían escaparse de una fiesta cuando lo habían cagado.

—¿Que hicieron ahora? —cuestionó, rodando en la cama contra el pecho de alguien más mientras escuchaba la nerviosa voz de él. Se destapó, mirando el techo de su habitación mientras se masajeaba los párpados intranquilo, quitándose las lagañas.

—Sero le coqueteó a la novia de alguien, está golpeado; Camie y Shoto se desconocieron y están peleando porque el auto no arranca; Jirou y Kaminari están por allí, no sé si están tristes o solo no les gustó el lugar, pero están por allí callados; y yo, honestamente, solo quiero irme a dormir a un motel.

Lo escuchó suspirar y sabía que quizás no fue la mejor noche, quizás la música no fue buena, quizás alguien los acosó, quizás vieron a alguien... Tiró el celular a la cama mientras se levantaba de la cama, sentándose unos segundos a resfregarse la cara, manoteando en busca de su spray de agua termal para despertarse.

Se roció agua en la cara y se levantó.

—¿Club de la almohada?

—No, estamos en uno nuevo.

El club de la almohada no era un sitio que frecuenten mucho, pero era uno de los más tranquilos de estar, pero uno de los más emocionantes. Una gran sala de varias zonas apartadas, algunas más bajas y otra más altas, pero era una sala celeste y blanca, con luces led frías, aire acondicionado siempre a 25° o más, un montón de gente en pijamas o en ropa interior de tela suave y siempre blanca, un motel a dos cuadras.

Había ido un par de veces a pasar la noche, la barra tenía todo tipo de elecciones y el DJ era el mejor de todos, pues su gusto variaba y siempre era llevadero.

Había ido hace no mucho tiempo atrás, se encontró con mujeres en pijama y camisones, de tela suave y blanca, se encontró con chicos en boxer o en pantalones blancos, muy flojos como si fueran leggings. Y como olvidarse de las bailarinas en bikini, las camareras en camisones cortos y los bartenders con el trago más fuerte.

Garganta profunda ⟨Dekukatsu⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora