Mientras tú tienes luz, yo tengo más obscuridad en mi interior de lo que te imaginas.
Hay memorias malas y buenas, tristes y felices. No importa si nos dan paz o sufrimiento. Son parte de mi nuestras vidas y nos dicen quienes somos y sobre todo.. q...
Se encontraban ambos jóvenes en medio del patio de entrenamiento. No se escuchaban los sonidos de las espadas chocando ya que ninguno portaba una, pero sí se escuchaban algunos quejidos por parte del caballero personal del rey y el comandante.
— Esto ya no parece un entrenamiento— dijo unos de los caballeros al ver cómo los jóvenes se lanzaban golpe tras golpe.
— Al fin puedo enfrentarte de esta forma— dijo el peliazul mientras suspiraba pesadamente.
— Ya te dije que no quiero que nos llevemos mal— cruzó sus manos formando una equis para defenderse del impacto de los golpes de su oponente— Escuchame Ishida, tú no sabes nada de mí.
— Claro que lo sé, cualquiera lo sabría con solo verte, es como si hubieras sido tallada con la obscuridad misma.
— Crees que debemos interrumpir— susurró uno de los caballeros a otro— Ellos saben lo que hacen— se marcharon a descansar algo lejos, ahora solo se encontraban los dos jóvenes en ese lugar.
El de ojos celestes alzó su mano, unas garras aparecieron, la pelinegra se asustó un poco.
— No te preocupes, esto sigue siendo solo un entrenamiento— se abalanzó sobre ella, por poco y le deja un enorme rasguño en una de sus mejillas. Harta de esto, la chica le lanzó una patada en el estómago y lo rodeo con esferas echas de fuego.
Ellos no se habían percatado pero el joven rey estaba recién ingresando a esa zona pero se de tubo al ver la acción de la muchacha.
— ¡Escúchame muy bien Idiota! ¡MI ÚNICO OBJETIVO ES PROTEGER AL REY! ¡PASE LO QUE PASE!— Ambos jóvenes se sorprendieron por sus palabras, pero uno de ellos se había sonrojado levemente— Puedes creerlo o no, es tu problema— las esferas de fuego que lo rodeaban se desvanecieron poco a poco.
Ella se acercó asta él y le alzó su mano ya que éste se encontraba en el suelo— Empecemos de nuevo por favor—aceptó sonriendo y se puso de pié.
— Mi nombre es Alan Ishida, es un placer conocerte Selene, talvez no te quiera aquí pero haré un esfuerzo— ésta le sonrió, desvío su mirada y vió al rey quien aún parecía sonrojado.
— Ma–majestad.
—Lo siento, solo quería ver el avance que tenían— la pelinegra lo vio algo curiosa.
—¿Está enfermo?
— No, estoy muy bien.
— Entonces ¿por qué está algo rojo?—el pelinaranja movió su cabeza rápidamente.
— Oye, no me digas que tú— hablo el peliazul pero fue interrumpido.
— No– digas nada.
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