Mientras tú tienes luz, yo tengo más obscuridad en mi interior de lo que te imaginas.
Hay memorias malas y buenas, tristes y felices. No importa si nos dan paz o sufrimiento. Son parte de mi nuestras vidas y nos dicen quienes somos y sobre todo.. q...
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en un mes. Que rápido se pasó el tiempo desde la muerte del pecado de la ira.
Cabe decir que su muerte fue el detonador para el inicio de la invasión de los demonios a todas partes de Britania.
Se sabía que habían seres que se oponían ante ellos, aquellos que tenían la voluntad, poder, fortaleza y anhelo de querer proteger lo que amaban, incluso lo que no. Pero con todo eso, estaban conscientes de que no se podía hacer nada contra "Los diez mandamientos", estos ya eran conocidos por todas partes como los demonios más peligrosos que habían, la élite de la raza demoníaca.
En ese transcurso de tiempo los guerreros que mantenían su valentía y se oponían a doblegarse a los demonios, fueron reduciendo lentamente, llevándose consigo algo de esperanza para aquellos que los conocía, dando paso a la obscuridad en Britani.
Sus almas fueron consumidas por los demonios, estos se deleitaban con sus almas al ser fuertes.
Aunque Liones estaba a salvo debido que tenían a los siete pecados capitales como sus guardianes, el rey Bartra no podía dormir en paz desde que Arthur se había marchado, días después de la muerte de Meliodas, con uno que otro caballeros de Liones; rumbo a Camelot. Por los últimos informes de esos días, sabía que la situación en ese reino estaba muy mal. Las princesas también estaban con esa incertidumbre sin saber nada de Arthur, pero mantenían su esperanza de que el aún estaba con vida.
Y así era. Daban gracias que habían llegado días antes de que Zeldris, el mandamiento de la piedad, invadiera y tomara control de Camelot, aunque eso fue inevitable.
La salvación de la gente fue ver a los caballeros llegar, salvarlos y llevarlos al lugar más seguro que tenían en ese momento. Una fortaleza subterránea, compuesta por túneles y cuartos reforzados de concreto y acero, con reservas y bóvedas repletas de comida, agua, medicina y lugares para acoplarse. Un refugio para esos casos.
Esa era la salvación. ●
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A metros de ellos, aquel espadachín observaba los que pasaba de forma tranquila, sin temor alguno se encaminó del lado contrario. Los caballeros lo pasaron de largo viéndolo con desconcierto.
Extrañamente, cuando los demonios lo vieron, con su simple presencia se detuvieron en seco. Sir Nanashi sonrió de lado por un segundo, sabiendo la razón del repentino cambio de comportamiento de los demonios. Sin esperar más, se abalanzó contra ellos desenvainando su katana, eliminando a los seres colosales con lo que para él, fueron simples movimientos de espada.