2

7.7K 315 267
                                    

Con la salida del alba, la luz se filtraba por la ventana de la finca del agua, dando justo en la cara del peliazul dueño de la finca.

Moviéndose incómodo , abrió sus ojos de a poco, acostumbrándose a la luz del sol.

Iba a sentarse pero un pinchazo en su cadera hizo que se quedara quieto en su lugar.

Con cuidado se levantó y se dirigió al baño, dándose una ducha, sentía pegajoso el cuerpo. Mientras se lavaba la cara, sintió como un líquido caliente salía de su entrada.

De pronto, los recuerdos de la noche anterior llegaron como rayos.

"Obanai estaba debajo de Tomioka, chupando sus pezones, Sanemi estaba detrás de Tomioka, ambos golpeando su interior

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Obanai estaba debajo de Tomioka, chupando sus pezones, Sanemi estaba detrás de Tomioka, ambos golpeando su interior.

Tomioka lo único que podía hacer era gemir, era tanto el placer que hablar le era casi imposible, ambos hombres menores a el le hacían sentir el cielo.

— ¡Ahh!~ Sane-¡Ahh...!~ ugh~ — perdió la cuenta de cuantas rondas habían tenido, o cuantas veces se habían corrido en su interior, solo sentía que estaba lleno. Tenía su cuerpo lleno de marcas rojas y moradas, podía sentir la fuerza con la que Shinazugawa apretaba su cadera para poder follarlo más fuerte.

Sentía como Iguro chupaba sus pezones, los lamia y chupaba como si fueran la cosa más rica del mundo, podría jurar que Obanai quería sacar algo de dentro de ellos.

Ambos lo embestian, cuando uno salía el otro volvía a entrar en su interior, sin siquiera darle un respiro.

— ¡Ugh!~ ¡igu-roo...!~ — Obanai había mordido el pezon izquierdo de Tomioka muy fuerte, causándole dolor, sus pezones se encontraban duros, y su pene se frotaba junto con el abdomen de Obanai. — ¡Mmhg...!~ ¡oh dios...!~ ¡M-más¡~ — Su trasero ya se encontraba rojo por las nalgadas de Sanemi y por el golpe de los testículos de ambos menores golpeando su trasero en cada embestida.

— No... No puedo creer el porque no hicimos esto antes~. — dándole una última embestido, el albino y el pelinegro se corrieron dentro de Tomioka, quien recibió a gusto su semilla."

"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐄𝐍𝐆𝐑𝐄𝐈𝐃𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora