Capitulo III- En Busca de Respuestas

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El hombre llegó a su casa con el Dios en la boca. Cerró con seguro puertas y ventanas, su vieja esposa, quien lo esperaba rezando un rosario.

—¿Donde andabas hombre?. Mira la hora que es, me traías orándole a San Miguel—, dijo poniendo su mano con el rosario al pecho.

—Mujer, el dueño de la finca a la que fui para hacer el trabajo mando un bacà detrás de mi, ayúdame a orar para alejar a ese demonio de nuestras tierras—

Se acercó a ella y la tomó de la mano. Ella sintió sus rígidas manos frias, y él las de ellas, temblorosas ante el miedo.

   Dos Meses Después

  Me encontraba en las afueras de la casa de mi padre, despidiéndome de mis dos hermanas, Julissa y Antonieta. Mi padre sentado en su mecedora, fumando de su puro, y Garras como siempre, a un lado de él. Me subí al taxi que me llevaría hasta el Gran Santo Domingo donde estudiaría medicina, tal como mi padre me lo había ordenado, o al menos eso le hice pensar. Después de unas tres horas y media, había llegado a la capital del país.

Baje del Taxi y rápidamente se fue, de igual manera detuve a otro coche para que me llevara hasta el aeropuerto internacional de las America. Mientras iba en el taxi, el radiante sol deslumbraba sobre las aguas del mar caribe.

—¿No es usted de aquí joven cierto?—, me preguntó el conductor.

—No—, contesté. Supongo que fue por como me vió cautivo viendo la edificaciones de la ciudad, la multitud de personas y la belleza de su malecón.

—Si, tiene cara usted de ser del norte—

—Soy de Dajabon—

—De la tierra de los bacà, y el rio Masacre—

—¿Que sabe usted sobre eso?—, pregunté asombrado.

—Yo no nada hijo—, me dijo sonriente el señor. —Son mitos de allá del Cibao, lo de aquí es Natalia Coss—

—¿Quien es esa?—

—La Reina de las America. Déjame te cuento...—

Luego de una media hora, llegamos hasta el aeropuerto. Con mi pequeña maleta, camine hacia dentro, un poco nervioso, pues lo que estaba a punto de hacer marcaría un enorme antes y después en mi vida, y en la de mi padre también. Me dirigí hacia el área de documental maletas para obtener mi pase de abordaje, y busque en la pantalla el próximo vuelo a Puerto Principe, la Capital de Haiti.

[Pa et ma- Gen Gen Geng]

  El avión volaba sobre las ciudad más poblada de Haiti. Desde la ventanilla podia ver todo como una ciudad común y corriente, nada del otro mundo. A diferencia de República Dominicana, su capital no contaba con altos rascacielos, pero si pude ver sus hermosas aguas turquesas y unos que otros monumentos históricos bastantes impresionables. Todo fue alegría saliendo del aeropuerto, muy buena recibida, con musica Konpa, la música típica del país, y inmediatamente salí, tome un taxi para dirigirme al hotel donde me quedaría por tiempo desconocido.

—Ou...ka...mennen, mmm... nan otèl kinam la—, intenté decirle en creole si me podia llevar hasta el hotel Kinam donde me iba a quedar.

—¿Tu quieles il al hotel Kinam?—, me dijo con dificultades para hablar bien español.

—Si señor—, le respondí.

El hombre presiona el botón de play en la radio del antiguo vehículo, y lentamente aceleró, llevándome en un pequeño recorrido por las calles de Haiti.

[We are the world 25 for Haiti- Artists for Haiti]

Mi corazón no pudo evitar afligirse al ver la dura realidad por la que atravesaba el país. Pues ha principio del año tuvieron unas de las más lamentable tragedia de su historia, un terremoto que ha sido el más fuerte registrado en la zona y conmovió a todas las naciones en el mundo. Pobreza y precariedad era lo que veía en los rostros de los inocentes niños que se encontraban en la calles. Personas golpeadas, sin hogar, con días sin comer, y en espera de ayuda para volver a brillar.

Baká | La oscura historia detrás de una foturnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora