𝐲𝐨𝐮 𝐛𝐞𝐥𝐨𝐧𝐠 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐦𝐞; james potter [en pausa]

[three] is this a prank?

chapter three.
" is this a prank? "

— Este.

Cogí el vestido que tenía Sirius en la mano y volví a colgarlo. — Definitivamente, este no. Demasiado escote.

— Esa es la gracia. — Sirius sonrió divertido

Volví a mirar hacia los vestidos, había muchos vestidos bonitos, pero ninguno me convencía. — ¿Qué tal este? — dijo John cogiendo un azul ajustado, abrí la boca para hablar, pero me interrumpió — ¿Demasiado ajustado, no? — asentí — Solo digo que tienes buen cuerpo, Alaska, lúcete.

James se levantó del sillón donde llevaba toda la tarde jugando con su varita. — Vamos a ver... — pasó las manos por los vestidos — Demasiado brillo, demasiado chillón, demasiado corto... — susurró — ¿Y este? — sacó un vestido negro ajustado, pero no mucho, corto, pero no tanto para que cuando bailase se me subiera hasta la cintura

— Voy a probármelo. — se lo cogí y noté una sonrisa orgullosa en su cara — Ahora vuelvo.

Al salir hice una vuelta sintiéndome una modelo y noté como todos se me quedaban mirando embobados, hasta James que tenía el brazo apoyado en una mesa cansado sé le resbaló la cara. — Alaska estás...

— Fantástica. — cortó John a James

Sirius me dio un repaso. — Sexy, muy sexy.

— ¿Es demasiado? Debería cambiarme.

— ¡No! — me paró el chico de gafas — Estás perfecta, compramos este.

Miré a Remus pidiéndole ayuda. — Te queda bien, — volvió a mirarme — muy bien. — remarcó el "muy"

Busqué la etiqueta del vestido. — Lástima, no tengo el dinero para pagarlo.

— Pago yo.

James se levantó del sillón y se acercó al mostrador. — ¿Cuánto es ese vestido? — me señaló

— Ese vale mucho, chaval, 100 galeones.

Abrió su cartera y le dio el dinero que valía. — Cuando tenga la pasta, te lo devuelvo.

— Es un regalo, Alaska, no tienes que-

— He dicho que te lo voy a devolver. — me cambié y me volví a poner mi ropa cómoda — Remus, ¿vienes a estudiar Astronomía?

— Vamos todos. — dijo Sirius pasándome un brazo por los hombros — No nos excluyas de tu grupo de estudio.

— Pensaba que nunca ibais por la biblioteca.

Sirius me miró cansado de sus esfuerzos. — Ahora sí vamos, ¿verdad James?

James levantó la mirada distraído. — Oh, sí, sí. — se acercó a Peter, el cual no había abierto la boca en toda la tarde — ¿De qué hablan?