Nick. Aprender a respirar.

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Canción recomendada para el capítulo: Tears Ricochet - Taylor Swift.
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Estar comprimido entre tantas gente no dejaba que respirara realmente hondo.

El metro, a esa hora, en esa linea, era imposible de llamar si quiera suficiente. Apto para respirar. Tanta gente bajando y subiendo, apretando a la que ya estaba dentro, empujando a la que aun estaba afuera. Había algunos valientes o desconsiderados que tomaban cada centímetro disponible para sí mismos. Para eso uno tenía que tener la habilidad de agrandarse a sí mismo. Tomar espacio. Algo de lo que él mismo no se podía galardonar. Otros sufrían en silencio, torcidos de brazos y piernas, intentando no tocar ni estorbar a nadie. De alguna forma esos dos opuestos conformaban a la mayoría de la gente. Estorbabas a los demás para tu propio bien, o te estorbas a ti mismo, deseando que toda la experiencia llegara a su fin.

Él era un punto medio, quería pensar. Prefería hacer lo posible por encontrar un lugar en donde recargarse y así poder ser aplastado, pero cómodamente, contra menos personas.

Estaba nervioso, muy nervioso, y era imposible fingir lo contrario. Apenas había salido de su ultima clase de la universidad hace un par de horas, y el trabajo que tenia adelante para conseguir graduarse lo abrumaba tal vez de más. No estaba del todo arrepentido por haber elegido un grado superior en pedagogía y uno inferior en ciencias del deporte y la salud, sentía que lo acercaban a convertirse en un buen capitán y entrenador algún día, pero mentiría si dijera con toda confianza que el peso de dejar de jugar rugby tanto tiempo para lograr su tesis no lo deprimía. Amaba enseñar, por lo menos eso había aprendido en sus practicas este pasado semestre, pero amaba mas jugar, y leer y escribir por meses sin jugar lo asustaba.

Aun con eso en mente, el sabia que eso no era lo que lo ponía tan nervioso, no tanto como la propuesta que recibió en su correo hace un par de semanas. Los sonidos del metro lo distrajeron de sus abrumados pensamientos. Un intimidante señor de barba gris y que apestaba a cigarro y comida grasosa por fin se quito de la ventana, y Nick pudo ver su reflejo por primera vez en el vidrio de la estrecha ventanilla. No había cambiado tanto como todos decían en los últimos 5 años. Claro, había dejado crecer un poco su barba, tal vez se cortaba más el pelo que antes, pero el veía al mismo adolescente tonto, inmenso y con su aburrido corte castaño claro, con pecas mas que opiniones verdaderamente interesantes. Vestía una camisa amarilla pálido con una gabardina gris y unos jeans negros sueltos. Se veía cansado, extraño. Los 25 años no le sentaban tan bien.

La idea de titularse y escribir todo el año no era lo que verdaderamente lo asustaba, lo asustaba dónde lo iba a hacer. Hace un par de semanas, mientras hablaba por teléfono con Sara, su madre, mencionó algo que Nick no pudo ignorar.

"¿Recuerdas a la entrenadora Singh cariño?"

"¿Por qué la olvidaría? Era mi profesora favorita"

"Pues se encuentra de salida de Thruman, le ofrecieron un trabajo a su esposa en Londres que no pueden negar. Ambas se irán a finales de este semestre... justo por las fechas en las que vendrás a ayudarme con la mudanza."

"Suena como una buena noticia¡ Triste, supongo, pero buena. Espero poder encontrarla una vez más antes de que se vaya." Nick pensó en visitarla una vez se mudara a Londres. Conocía bien la ciudad gracias a la universidad, y tener a alguien más de casa cerca le sería reconfortante.

"Creo que podrías hacer más que eso Nicky. Me la encontré hace unos días y no pude no platicarle que vendrías un tiempo de vacaciones para ayudarme con la casa y para que celebráramos el final de tus clases... no tienes idea lo aliviada que se vio cariño, me pregunto si podría hablarte pronto"

Y así lo hizo. La entrenadora Singh me hizo una oferta que no pude negar. Mi estancia de vuelta en casa se convertiría en un año para escribir, poder titularme, y terminar mis prácticas profesionales en Thruman, como entrenador y maestro de ciencias del cuerpo y del deporte. La propuesta le había caído como una tonelada de ladrillos encima, le encantaba la idea. Podría pasar tiempo con su madre, podría ampliar su curriculum, terminar sus estudios y...

Volver a casa. Volver a encontrarse con tantos amigos y, tal vez, volver a ver a...

El metro se paro de lleno en la estación en la que tenia que bajar, y el intenso camino de salida del vagón le quito de la cabeza el nudo de ansiedad que se estaba empezando a formar dentro de él. Tenia que concentrarse en lo emocionante y feliz que podría ser volver a ver a todos de nuevo. Sabia que Say y Cristian estarían de visita alrededor de navidad, para lo que solo faltaban un par de meses, y Tara y Darcy habían abierto juntas un pequeño espacio cultural que se moría por conocer, y ambas no la dejaban de molestar por aun no haberlo visitado. Elle parecía dar clases de pintura ahí de vez en cuando y cuando la universidad se lo permitía... la extrañaba tanto. Sobre Tao y Isaac no sabia mucho desde que... todo paso, pero gracias a redes sociales sabia que estarían por ahí, pronto.

Todo se alineaba, todo menos dos cosas.

Una de ellas era la que más le asustaba, la inmensa pregunta de cómo iba a manejar la noticia de Imogen y él en casa. No llevaban saliendo mucho tiempo, seis meses para ser exactos, pero su amistad había crecido mucho a lo largo de la universidad, y como ambos habían elegido el mismo campus todo... pareció alinearse. Estuvo para él cuando... todo paso. El estuvo para ella en miles de cosas mas, y cuando menos lo esperaban ambos parecieron enamorarse del otro. Era lindo. Seguro. Tranquilo. Nuevo pero extrañamente cómodo y antiguo. Habían sido amigos desde bebes, así que sus familias parecían no haberse sorprendido tanto... claro, todos menos su madre, quien aunque quería a Imogen, Nick sabia que no la aprobaba del todo.

"Nick adoro a tu novia, es una chica maravillosa" Recordaba una de las muchas llamadas que había tenido sobre Imogen con su madre, en las cuales Nick intentaba sacarle la verdadera opinión que tenia sobre su relación.

"¿Entonces?"

"Entonces nada cariño, eso es todo. Si tu eres feliz yo soy feliz"

Pero Nick sabia que no le estaba diciendo la verdad, veía cómo los veía cuando pasaban tiempo juntos los tres, o en comidas familiares cuando parecía que nadie más le estaba prestando atención. Sara parecía notar algo que nadie más.

"¿Cómo se tomó la noticia Imogen?"

"Esta emocionada por mí, sabe que es una gran oportunidad. Aunque sé que algo la acompleja. Si pudiera y no fuera por sus clases sé que vendría conmigo inmediatamente."

"Entiendo... pues, no la culpo cariño, yo también tendría mis dudas si fuera ella. Además, no se preocupen, muy pronto será navidad y celebraremos aquí en casa por ultima vez todos juntos."

"Eso suena bien... ¿A que te refieres con que tú también tendrías tus dudas?"

"Ay cariño, te adoro pero a veces eres muy ingenuo."

"¡Mamá!"

"Sabes perfectamente a lo que me refiero. Regresar aquí, ver a todos. Verlo a él. Entiendo por qué Imogen esta inquieta. Dios hasta yo estoy inquieta."

Verlo. Volver a verlo.

Saliendo por fin del metro a las mojadas y frías calles de Londres Nick pensó por fin en la base de sus miedos y nervios. No pensó en las superficies, ni en todas estas cosas adyacentes que le acomplejaban pero solo constituían la cima del iceberg. No pensó en su nuevo trabajo, en su tesis, en su novia, en sus amigos. No pensó en nada, y aprendiendo una vez mas a respirar paró un segundo y se recargo en la pared. Sintió su corazón latir hasta que parecía que iba a tener un infarto, y por fin se acepto por qué tenia tanto miedo de emprender esta nueva aventura.

Por qué después de todo lo que paso, volverlo a ver era lo único que verdaderamente no sabia cómo iba a manejar o cómo se iba a sentir.

Después de todo, lo que mas le daba miedo, era volverse a encontrar con Charlie.

Infartos (Una historia de HeartStopper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora