GR | ❝Todo el mundo se pregunta cómo sería amarte.❞
Donquixote Dulcinea vio una vez el infierno en la tierra; había sido una diosa que cayó en la miseria por la ingenuidad de sus progenitores, escalando desde entonces al lado de su hermano en e...
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Spider Miles, North Blue 📍
Año 1500 de la Era del Mar
ERA CURIOSO CÓMO UNA MUERTE PODÍA CAMBIAR EL PANORAMA ENTERO, un sólo hombre y el mundo se pone de cabeza... Dulcinea incluso sentía que la brisa del mar había cambiado su olor, su dirección. Nada se sentía igual, ni siquiera el viejo basurero que la Familia Donquixote había convertido en su base de operaciones hace ocho años.
Spider Miles era una ciudad portuaria en el frío North Blue, tan cerca del borde rojo como de la corriente de Grand Line para entrar al Nuevo Mundo. Dulcinea y su hermano habían llegado ahí luego de conseguir escapar de la ira de los Dragones Celestiales cuando intentaron ofrecer la cabeza de su padre cómo el boleto de regreso a Mary Geoise; lo único que habían obtenido aquella vez era un vistazo al tesoro nacional y su primera navegación libre, cruzando las salvajes aguas como polizones y luego en un barco robado que los llevó de vuelta a su mar de origen.
En ese entonces, sólo Vergo, Trébol, Diamante y Pica los habían acompañado. Ninguno alcanzaba los veinte años, pero estaban llenos de ambiciones, sueños y sed de poder, querían el mundo a sus pies, costara lo que costara, pero sabían que estando solos no llegarían muy lejos. Ellos cuatro no era mucho más que otros novatos que veían la piratería como un escape de una vida llena de miseria, sin embargo, al conocer a los hermanos Donquixote, no sólo encontraron líderes, pues para ellos habían sido dioses caídos en desgracia, pero aún con su divinidad intacta que podía helar el alma con una sólo mirada.
Eran dignos de seguir, dignos de su lealtad y muerte.
Doflamingo fue su ídolo principal, luego de ser testigos de cómo el despertar de su haki del Conquistador lo salvó a él y el resto de su familia biológica de morir linchados por el pueblo de la Isla Monzón. Sin embargo, Dulcinea también había visto el cielo e infierno a una tierna edad de nueve años, su ferocidad salvaje no pasó desapercibida para sus cuatro socios luego que casi le arrancó los dedos a Diamante al intentar revolver su escaso cabello -el poco que le había crecido desde que su padre tuvo que cortarlo cuando esos piojos lo infestaron al vivir en la mísera cabaña donde falleció su madre. Dulcinea había apreciado demasiado cada hebra desde entonces-.
