GR | ❝Todo el mundo se pregunta cómo sería amarte.❞
Donquixote Dulcinea vio una vez el infierno en la tierra; había sido una diosa que cayó en la miseria por la ingenuidad de sus progenitores, escalando desde entonces al lado de su hermano en e...
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Spider Miles, North Blue 📍
Año 1508 de la Era del Mar
DULCINEA SE MORDIÓ EL LABIO INFERIOR, TRATANDO DE CONTENER EL COLOR que sentía mientras Giolla le quitaba las viejas vendas del vientre para cambiarlas, le habían puesto ungüentos para que la piel no se adhiriera, sin embargo, era casi inevitable que un par de trozos de tejido fueran arrancados al retirarlas. Hacía dos meses que había sufrido aquella terrible herida, pero aún no se había curado del todo.
La rubia miró de reojo cuando su piel estuvo expuesta un momento, sintiendo escalofríos cuando el aire tocó la fina piel marcada con arrugas y bultos sobresalientes. Antes, se sentía orgullosa de su belleza. Ahora, se sentía fea e insegura cuando no estaba vestida, a veces se amargaba al pensar que se había vuelto como un dulce podrido con una envoltura brillante y llamativa la hacía deseable, pero si alguien pudiera ver lo que había adentro, se horrorizaría .
Giolla, había insistido en tomar el papel de enfermera con delicadeza y paciencia cuando Dulcinea le avisó a su hermano en una cena que podía empezar a cuidar de ella misma, pues no necesitaba que los doctores estuvieran dando vueltas alrededor de ella todo el tiempo.
—Ya casi está, Dee Dee. Solo falta un poco más— Giolla le dijo con una sonrisa forzada, pues no era una actividad agradable para ninguna, cada una llevando su propia cruz, pero ambas compartidas por la culpa, sólo que en formas diferentes.
—Gracias, Giolla— Dulcinea murmuró con la voz débil mientras estiraba sus brazos para recargarlos contra el taburete mientras Giolla apretaba un poco las vendas para que no se formaran bultos que sobresalieran en el vestido.
—Pero mi querida musa, no hay de qué agradecer— el tono de la artista se animó un poco y le sonrió con cariño al abrazarla del lado, la rubia le devolvió el gesto antes de que Giolla se separará para ponerle una nueva venda—, es el deber de una artista embellecer a su obra, aunque claro... contigo no tengo que hacer mucho, he de decir que tu santa madre me ha ganado al crearte.
