Serie: Una noche.
Libro #2
Román tenía clara dos cosas:
La primera; quería jugar fútbol toda la vida y la segunda; Hannah lo volvía loco.
Por otro lado Hannah tenía certeza de algo: nunca caería en los brazos de Román Pierce.
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Capítulo 2
Román
Estaba jodido, no de la forma divertida y placentera, pero jodido al fin y al cabo, odiaba tener que ir a rogarle a Aaron que no contará una mierda de lo que vio, pero le conocía y sabía que no le ocultaba nada a mi hermana, si Ro se llegaba a enterar, Hannah me cortaba las pelotas.
Aunque claro, no fue únicamente mi culpa, pero a ella le importa una mierda de quién fuera la culpa, yo siempre la tendría ante sus ojos, después de tantos años en esta constante guerra aún no entiendo muy bien cómo llegamos a esto.
¿De dónde salió su odio? Más importante aún ¿De dónde salió el mío? No lo sabía y sinceramente en ese momento no tenía cabeza para ponerme revisar cada recuerdo hasta llegar al inicio de nuestras disputas.
Mi mente estaba más preocupada por el hecho de saber ¿Cómo coño iniciaba con una conversación así? No sabía si debía llegar y simplemente ir al tema o ser más sutil.
¿Podía llegar y decir, "Hey Aaron mira, sí, le estaba metiendo la lengua hasta la garganta a Hannah, pero no es nada del otro mundo, no le digas nada a Ro, porque las cosas se complicarían"?
De que podía hacerlo, pues podía, pero sería jodido y extraño y Aaron era mi amigo, así que seguramente buscaría hablar conmigo sobre qué coño estábamos haciendo y no me apetecía decirle que ni yo mismo sabía a qué juego estamos jugando.
¿Cómo me metí en este lío? Me volví a preguntar por milésima vez.
El sol del mediodía estaba en todo lo alto cuando me estacione frente a la pista de patinaje y esperé, no iba a entrar allí, lo esperaría aquí afuera como aquel día dónde le partí la cara por embarazar a Rose.
Solo recordar aquello hizo que una sonrisa se asomara en mis labios, no sé cómo pasé de odiarlo a considerarlo un gran amigo; bueno si se, desde el momento en que me di cuenta que respetaba y amaba a mi hermana como ella lo merecía, bajé la guardia y simplemente la amistad surgió.
Tomé mi móvil y le mandé un texto, para que no se tardará tanto en los vestuarios, mi fuerte no era ser paciente y esperar era como una pesadilla para mí.
De: Román Para: Bailarina ruda 🏒
"Hey estoy afuera esperándote, sé que suena raro pero necesito hablar contigo."
Volví a leer el mensaje y efectivamente sonaba como si fuese su novio y le fuese a cortar, Dios.
Esperé cinco minutos, pero no tuve respuesta y solo maldije, seguí esperando porque no tenía de otra más que hacerlo, debía resolver eso en este momento no tenía otra opción.
Quizás pasaron quince minutos cuando el idiota salió por fin de ese lugar, juro que estaba a punto de arrancarme el cabello, ser paciente no era lo mío.
